Konrad von Würzburg y la textualidad medieval. Dos perspectivas para el análisis de la figura autoral medieval

Konrad von Würzburg and Medieval Textuality. Two Different Perspectives on Medieval Authorship

 

 

Gustavo Fernández Riva

Universidad de Buenos Aires, , Argentina

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina

gusfer@gmail.com

 

 

Resumen

 

Este artículo se propone reflexionar sobre algunos problemas ligados a la categoría de autor en el contexto de los estudios medievales a partir del análisis de un caso concreto: Konrad von Würzburg. Discusiones acerca de su biografía y su corpus literario ocuparon a una parte relevante de la crítica durante los últimos 150 años y aún no se ha logrado consenso al respecto. En esta exposición se analizarán críticamente las principales posiciones enfrentadas y los testimonios históricos relevantes. Es necesario encarar la categoría de autor en diversas facetas: como personaje histórico, como una construcción de los textos o como una función adjudicada por la tradición manuscrita. En este sentido, Konrad von Würzburg es una figura polisémica que, además de referir a un individuo concreto, se construye en la tradición literaria de los doscientos años posteriores a su muerte.

 

Palabras-clave: Konrad von Würzburg - Figura autoral - Tradición manuscrita - Literatura alemana medieval

 

 

Summary

 

This study considers some problems related to the category of authorship in medieval studies, based on a concrete example: Konrad von Würzburg. Critics have discussed his biography and literary works during the last 150 years without achieving consensus. In this article, the main positions and the relevant historical evidence will be critically analysed. It is necessary to approach the notion of “author” from different perspectives: as a historical person, as a construction of the text, and as a function assigned by the manuscript tradition. In this sense, Konrad von Würzburg is a polysemic figure that, besides referring to a concrete individual, was also constructed by the literary tradition over the 200 years after his death.

 

Keywords: Konrad von Würzburg - Authorial Figure - Manuscript Tradition - Medieval German Literature

 

Recibido: 31/03/2017

Aceptado: 01/09/2017

 

Introducción

Las corrientes de la teoría literaria dominantes durante el siglo XX (el formalismo ruso, el new criticism, el estructuralismo y el postestructuralismo) se han opuesto, en mayor o menor medida, al estudio de la obra literaria en relación con la vida de su autor.1 Esas discusiones han reverberado dentro del medievalismo, especialmente a partir de la década de los 60 (cf. Greene, 2006). Paul Zumthor y Daniel Poirion son algunos de los principales exponentes de una mirada reflexiva acerca de la categoría de autor en los estudios medievales.2 En las décadas de los 80 y 90, en pleno auge de la teoría postestructuralista, se desarrolló la new philology, que postuló al autor como una categoría de importancia marginal a la hora de analizar los textos que se definen por su variabilidad (cf. Nichols, 2006). Sin embargo, dentro de la investigación de la literatura medieval, estas corrientes nunca han logrado desplazar la tendencia biografista que se desarrolla ininterrumpidamente desde el siglo XIX y que, anclada en una perspectiva filológica, intenta explicar las obras a partir de su contexto de producción y las intenciones de su autor.

En las últimas dos décadas la discusión explícita sobre los problemas inherentes a la figura del autor en la literatura medieval ha pasado a un segundo plano y pocos académicos se encargan de encarar el asunto directamente. Michel Zink, uno de los pocos que lo han hecho, ha tratado de revertir el camino de las teorías inspiradas por el postestructuralismo y de volver a pensar al autor como una subjetividad creadora.3

En este contexto, resulta relevante volver sobre estas discusiones para tratar de sacar algunas conclusiones, preguntarse por el estado actual de la cuestión e indagar por qué se la ha dejado parcialmente de lado. ¿Tal vez alguna de las posturas se ha demostrado como vencedora y ha reemplazado a las demás? ¿Acaso el problema se ha revelado como improductivo? En realidad, es posible sostener que diversas concepciones sobre la cuestión del autor conviven productivamente dentro del medievalismo actual. La discusión sobre esta problemática ha ampliado la comprensión del fenómeno para ofrecer a los académicos contemporáneos un arsenal teórico mucho más complejo y elaborado que el de los dos siglos anteriores.

En este artículo me propongo mostrar la forma en que las teorías contemporáneas sobre la figura autoral medieval pueden utilizarse de manera productiva, tomando como ejemplo el caso de Konrad von Würzburg, un escritor en alto alemán medio de la segunda mitad del siglo XIII. En este sentido, no intento desarrollar una perspectiva radicalmente original, sino señalar la manera en que los medievalistas contemporáneos pueden encarar esta problemática enriquecidos por la discusión del siglo XX.

Para pensar la figura del autor medieval es necesario considerar las particularidades que la distancian de la moderna. Por un lado, existen numerosas características institucionales y culturales, como la presencia del mecenazgo y la ausencia del mercado literario. También hay diferencias técnicas y mediales como la reproducción manuscrita de textos y la transmisión oral. Finalmente, la brecha temporal y la escasez de testimonios conservados plantean un marco particular para el estudio de la autoría en la Edad Media.

En la actualidad conviven básicamente dos maneras de encarar la investigación de los autores medievales: la biografista y la textualista. La primera indaga sobre el individuo (o los individuos) históricos que compusieron el texto. Esta perspectiva es la más tradicional, practicada por la filología desde el siglo XIX y nos permite entender mejor la obra en relación con su contexto de producción, así como pensar las condiciones y la finalidad con las que fue creada. Por su parte, la perspectiva textualista considera al autor como un rasgo propio de los testimonios literarios, relativamente independiente del individuo histórico. Esta última es la perspectiva que se desarrolló ampliamente a partir de los 60. Esta tendencia no intenta reconstruir la biografía del creador de la obra, sino que analiza la representación de esta figura dentro de los testimonios literarios. Es muy común en la literatura medieval que el autor forme parte del texto, al nombrarse a sí mismo en el prólogo, en el epílogo y, tal vez, dentro del relato. Esta figura autoral no influye en la interpretación de la obra “desde afuera”, sino desde su interior y, por lo tanto, es necesario pensarla como una construcción literaria que se entreteje en el entramado textual. Al mismo tiempo, el paratexto de los manuscritos (los títulos y los comentarios de la obra), generalmente compuesto por los copistas o compiladores medievales, también contribuye a delinear esta imagen, tal como era comprendido por los receptores de ese momento. El autor desde la perspectiva textualista es constituido, simultáneamente, en el texto y en el paratexto. Es decir, es una construcción de carácter discursivo que surge al analizar testimonios literarios.

 

Konrad von Würzburg desde la perspectiva textualista

 

La tradición literaria alemana de fines del siglo XIII y comienzos del XVI le asigna a Konrad von Würzburg un lugar de privilegio. Las obras que se le atribuyen (ya sea en el texto mismo o en el paratexto) son todas en verso, tanto narrativas como líricas. Es pertinente resumirlas aquí, considerando la manera en que es mencionado en ellas:

Die goldene Schmiede. Complejo y extenso poema mariano. Es la obra del autor mejor transmitida (40 testimonios) y la que mayor fama le otorgó. Muchos de los testimonios extraliterarios que se mencionarán más adelante recuerdan a Konrad principalmente como el compositor de este poema. Esto significa que para muchos lectores medievales Konrad von Würzburg era predominantemente el creador de la obra mariana más importante de su época en lengua alemana, pero esto no implica que se olvidara su papel como autor de obras de carácter más secular.

Lírica: Konrad compuso dos Leich, 23 Lieder y 51 Sprüche. La lírica permite, en muchos casos, la creación de una imagen de autor de manera más inmediata en comparación con el relato, gracias a la centralidad del yo poético. Las obras narrativas, descontando excepciones como las novelas de Wolfram von Eschenbach, son menos propensas a la presencia central de una figura autoral. Durante los siglos XIII y XIV la recepción de la lírica, tanto en Alemania como antes en Francia, tendió a igualar el yo poético con el poeta histórico y a comprender los textos como instancias autobiográficas.4 La obra lírica de Konrad von Würzburg pertenece a una época tardía del Minnesang, en la que los juegos con las formas rítmicas están en primer plano. En oposición a la tendencia clásica, los poemas de Konrad en que predomina la temática amorosa (Lieder) no suelen poseer una presencia fuerte de un yo poético. Generalmente se habla del amor en términos abstractos o refiriendo a una tercera persona. En los casos en que la primera persona es central, no presentan particularidades importantes, se trata de un “yo” genérico que no contribuye a la constitución de una figura autoral específica. Sin embargo, en los Spruch (composiciones de mayor complejidad formal y de temática moral o política) se compone con mayor claridad un yo lírico que delimita una figura de autor. En estos casos, se trata de la presentación de un poeta profesional que pide el favor de los nobles y eleva quejas ante injusticias y contra sus competidores. Este rol había sido paradigmáticamente diseñado en la literatura alemana por Walther von der Vogelweide a principios del siglo, pero Konrad lo revitaliza con acentos propios. Para nombrar solo un ejemplo, en el Spruch 32, el yo lírico se queja de los poetas que “estafan” a sus patrones ofreciéndoles obras de poca calidad y plagiando versos ajenos. Estos textos tienden a fortalecer la imagen de Konrad como autor profesional y no noble, necesitado del favor de sus mecenas, pero capaz de dominar su oficio de una manera superior a los no profesionales.

Die Klage der Kunst. Poema alegórico en el que el yo lírico presencia un juicio donde die kunst (el arte) se queja frente a un jurado de figuras alegóricas (triuwe, wahrheit, ere, es decir, lealtad, verdad y honor) por la falta de atención que se le otorga. Se encuentra atestiguado solamente en el así llamado “Leone-Handschrift” (manuscrito de Leone, München, Universitätsbibl., 2° Cod. ms. 731). El autor se nombra como “Kuonze” en la anteúltima estrofa y el título del poema lo identifica como “Conrades von Wirtzburg”. La curiosa ortografía del nombre dentro del poema mismo podría generar dudas acerca de la autenticidad, pero el tema del poema y, especialmente, la figura de autor, lo asemejan mucho a los Spruch de Konrad. Es decir, en ambos casos está en primer plano un poeta profesional que no recibe el crédito que considera que se merece.

Das Turnier von Nantes: Relato de un gran torneo en el que el equipo alemán vence sobre el francés. Se caracteriza por sus extensas descripciones de blasones. También figura exclusivamente en el Leone-Handschrift, sin mencionar al autor ni en el texto ni en el paratexto. Sin embargo, por motivos estilísticos, ya su primer editor, Bartsch, la consideró como obra de Konrad. La obra ha generado grandes debates en torno a su fecha de composición (cf. De Boor 1967), pero nunca acerca de su autoría. Técnicas computacionales de análisis estilístico podrían volver a plantear la pregunta. Desde la perspectiva textualista este relato no forma realmente parte del corpus de Konrad von Würzburg, porque nada indica que se lo considerara como una obra de este autor en la Edad Media.

Der Schwannritter: Relato breve sobre la leyenda del Caballero del Cisne. Solo se conserva en un manuscrito de fines del siglo XIV (Frankfurt a. M., Universitätsbibl., Ms. germ. qu. 2). El autor se nombra en el epílogo de la obra.

Hagiografías: Para ser uno de los géneros más comunes de la Edad Media, las hagiografías de Konrad cuentan con una tradición relativamente escasa. Se trata de Alexius (3 testimonios), Silvester (1 testimonio) y Pantaleon (1 testimonio). En todos ellos el autor se nombra en el epílogo del texto.

Partonopier und Meliur: Adaptación del relato de amor y aventuras francés Partonopeu de Blois. Solo se conservan un testimonio completo (Berlin, Staatsbibl., mgf 1064) y un fragmento de pocas líneas (Zürich, Zentralbibl., Ms. C 184, Nr. XXVI-XXVII). Konrad se nombra como autor varias veces en el texto.

Trojanerkrieg: Obra original sobre la guerra de Troya. Ha quedado incompleta, pero posee una amplia tradición manuscrita (19 testimonios). Se trata de un proyecto muy ambicioso que intenta condensar todas las historias conocidas en su momento en torno a Troya. Konrad se nombra en el texto.

Tres relatos cortos en verso. Uno de ellos de temática amorosa (Herzmaere), uno de temática histórica y tono humorístico (Heinrich von Kempten) y uno que presenta una alegoría del memento mori (Der Welt Lohn). En estas narraciones Konrad suele nombrarse a sí mismo en el epílogo o figurar en el título.

Una mirada de conjunto a los textos adjudicados a Konrad muestra que compuso obras de géneros, extensiones y tenores completamente diferentes: desde historias llenas de erotismo y aventuras como Partonopeu und Meliur hasta piadosas hagiografías; desde pequeñas Lieder hasta monumentales épicas de materia clásica. Evidentemente, la versatilidad es una de las características principales de su producción. Los manuscritos también le adjudican otras obras que la crítica suele considerar apócrifas. Mönch als Liebesbote (VL 6: 654-55) y Frau Metze (VL 1, 454-55) presentan características de estilo y lenguaje tales que casi no quedan dudas sobre su carácter apócrifo. Fischer (1983: 144, nota 16) considera que se trata de una maniobra (relativamente común), en que se intenta otorgar renombre a una composición adjudicándola falsamente a un autor famoso. En el caso de Frau Metze, el manuscrito más antiguo (Karlsruhe, Donaueschinger, cod. 104) nombra al autor como der arme Kuonrat, mientras los posteriores lo hacen como Konrad von Würzburg. Según Fischer (1983: 164, nota 98) los copistas posteriores habrían cometido el error de adjudicación porque la trama transcurre en Würzburg, lo que es un indicio sobre la fama del autor en la época de composición de los grandes manuscritos misceláneos (siglos XIV-XV).

Die halbe Birne (“La media pera”) ha resultado más problemático en la determinación de autoría. Este texto refiere cómo un caballero es ridiculizado por una princesa a causa de su desconocimiento de los modales apropiados en la mesa. El caballero se venga disfrazándose de bufón y logrando tener relaciones sexuales con la princesa. El relato se encuentra completo en seis manuscritos y fragmentariamente en uno. Cinco de los seis manuscritos se adjudican a Konrad von Würzburg. Durante el siglo XIX este relato se consideraba parte del corpus de este autor, hasta que Laudan (1908) publicó un artículo dedicado enteramente a rebatir esa opinión. Este crítico compara la métrica y el léxico de la obra con otros textos de Konrad von Würzburg y considera que se distancian lo suficiente para asegurar una autoría diferente. Sin embargo, esa afirmación es muy cuestionable. Los resultados de Laudan no son tan contundentes y su metodología para recabar los datos y evaluarlos ha sido ampliamente criticada, particularmente en De Boor (1967). Ya Wolff (1893), primer editor del texto, había encontrado numerosos paralelos entre Die Halbe Birne y la obra restante de Konrad von Würzburg. Feistner (2000) afirma que detrás del análisis de Laudan se esconde una preocupación moral por sacar esta obra con contenido obsceno del corpus de un autor renombrado y virtuoso como Konrad von Würzburg. Esta investigadora ha reivindicado la autoría de Konrad von Würzburg para el relato basándose en criterios temáticos: hay un interés por la relación entre los modales cortesanos y la alimentación que comparte con Herzmaere y Heinrich von Kempten. Considero que una argumentación temática como la de Feistner no puede utilizarse como prueba absoluta. Después de todo, la coincidencia temática puede fácilmente deberse a un interés de la época (son textos de alrededor de 1300). Sería necesario proseguir con análisis formales, tal vez con la ayuda de métodos computacionales, para tratar de definir la cuestión.

Sin embargo, hay un aspecto que no podemos obviar más allá de la cuestión de la autoría histórica: para muchos lectores medievales estos textos apócrifos eran efectivamente de Konrad von Würzburg. En la tradición manuscrita nada indica que se dudara de ese hecho y la dificultad moderna para resolver la cuestión sugiere que no habría motivos para que los lectores medievales dudaran de su autenticidad. Incluso si Konrad von Würzburg hubiera sido conocido principalmente por su obra mariana, Die goldene Schmiede, para los lectores medievales eso no habría sido necesariamente incompatible con la composición de estas obras de carácter picaresco o incluso obsceno.

Dentro de la perspectiva textualista también es necesario considerar otro tipo de representaciones del autor dentro de los manuscritos, como la ilustración del Codex Manesse (Heidelberg, Universitätsbibliothek, cpg. 848). Este gran manuscrito de poesía alemana recopilado a principios del siglo XIV ordena los textos según su autor y encabeza cada apartado con una imagen a página completa. La ilustración que representa a Konrad von Würzburg (folio 383r) lo muestra dictando un texto a un copista.5 La idea dominante de esta representación es la del autor letrado, la del magister, y es la que el ilustrador del Codex Manesse desea transmitir.

 

Konrad von Würzburg desde la perspectiva biografista6

 

A diferencia de otros autores medievales, poseemos varios documentos que mencionan a Konrad von Würzburg, por lo cual es posible reconstruir, aunque sin detalle y con múltiples lagunas, algunos datos biográficos. Según los Annales Colmarienses, Konrad habría muerto en 1287. Este testimonio resulta especialmente claro al incluir la mención directa a la labor de Konrad como poeta: Cuonradus de Wirciburch, in Theutonico multorum bonorum dictaminum compilator. La crónica De rebus Alsaticis ineuntis saeculi XIII lo menciona aludiendo a una de sus obras más famosas, Die goldene Schmiede (La forja dorada): Conradus de Wirciburg vagus fecit rhitmos Theutonicos de beata virgine preciosos. El Anniversarienbuch de la catedral de Basilea lo nombra junto a su esposa y dos hijas Cunradus de Wirtzburg, Berchta uxor eius, Gerina et Agnesa, filiae eorum, o[bierunt], qui s[epulti] in latere b[eatae] M[ariae] Magdalene. En oposición a lo que afirma este testimonio, hay una aclaración en el Leone-Handschrift, luego del texto de Die goldene Schmiede, que sostiene que Konrad está enterrado en Friburgo de Brisgovia: Hie getz vz die gldin, smitte, die meiste Cuͦnrad geborn von Wirzeburg tichte. und ist zv friburg im prisgevͦ egraben.7

Brandt sugiere que este testimonio puede ser erróneo y resultado de una asociación literaria. La Virgen María es la patrona de la ciudad de Friburgo y el Leone-Handschrift hace esta mención luego del famosísimo texto mariano de Konrad von Würzburg. Por lo tanto, sería esperable que el poeta de María estuviera enterrado en la ciudad que la veneraba como patrona. Se trataría, entonces, de una muestra de la función literaria del autor en la Edad Media, es decir, de la posibilidad de vincular un autor a una obra no tanto por la veracidad histórica de ese vínculo, sino como una manera de agregar sentido al texto literario o al menos direccionar su interpretación.

Hay dos testimonios que, en aparente contradicción con los ya mencionados, lo identifican como monje. El Seelbuch del convento dominico de Friburgo refiere el 30 de enero como aniversario de la muerte de un Bruoder Conrat von Wurczburg. Moser (1987) también trae a colación una crónica del franciscano Jordan de Giano que hace referencia a un Bruder Konrad von Würzburg. Es posible, como señala Brandt (2009: 16), que luego de la muerte de su esposa e hijas Konrad se haya unido a una orden monástica, pero también es posible que estos testimonios refieran a otra persona con el mismo nombre (Konrad es, después de todo, un nombre relativamente común). En cualquier caso, esta discusión ejemplifica claramente la extrema dificultad de reconstruir la biografía de un autor medieval a partir de una cantidad de testimonios extraliterarios ambiguos y escasos.

En su conjunto, estos documentos permiten establecer un marco espacial y temporal para la composición de su obra. Los documentos sugieren una residencia estable en Basilea y no es raro que viviendo allí pudiera componer también para interesados en Estrasburgo, dada la cercanía geográfica de ambas ciudades y sus múltiples lazos comerciales e institucionales. Por otra parte, estos testimonios y las menciones de mecenas dentro de las obras permiten limitar cronológicamente la producción de Konrad von Würzburg aproximadamente entre 1260 y 1280 (ver Brandt, 2009: 24-30 para más detalles).

Han existido intentos de determinar datos biográficos de Konrad a partir del análisis de algunas de sus obras, especialmente en relación con posibles lugares y épocas de composición. Sin embargo, la cronología de estos textos dista de ser clara. Ciertas obras pueden datarse con cierta certitud porque mencionan como mecenas a individuos atestiguados en documentos de la época (en Basilea y Estrasburgo) o refieren acontecimientos históricos contemporáneos. Partonopier, Silvester y Heinrich von Kempten forman parte de las composiciones más tempranas, mientras que Trojanerkrieg sea probablemente la última. Herzmaere, Der Welt Lohn y muchas otras, en cambio, no pueden ser fácilmente datadas al carecer de una mención explícita del mecenas que respalda su composición (de haber existido alguno). Para poder datar sus obras se han seguido fundamentalmente dos estrategias. Por un lado, se ha analizado el estilo y la lengua tratando de establecer una suerte de evolución que llevaría de las obras tempranas, más sencillas, hasta las tardías, en las que el autor habría desplegado su individualidad literaria. Por otro lado, se ha intentado encontrar en los textos referencias veladas a personalidades, sucesos e inquietudes históricas. Sin embargo, ambos métodos son cuestionables. No es claro que el autor haya desarrollado progresivamente un estilo, sino que tal vez simplemente haya variado según los intereses y propósitos perseguidos en cada texto. En el caso de la búsqueda de referencias históricas veladas, la mayoría de las propuestas de los críticos son incomprobables y se prestan fácilmente a la sobreinterpretación y a la asociación injustificada.8 Por lo tanto, lo mejor es considerar las teorías propuestas sobre la datación siempre con cuidado y manteniendo un sano escepticismo.

En uno de sus artículos, De Boor (1967) intentó demostrar que al menos dos de las obras de Konrad von Würzburg, Turnier von Nantes y Engelhard, habrían sido compuestas en una fase temprana en la región de Baja Renania. Para esto analiza las figuras históricas presentes en estos relatos y sus posibles vínculos con individuos contemporáneos de Konrad. Concluye que la inclusión de ciertos personajes solo tiene sentido si el texto se pretende como una alabanza a un grupo particular de la nobleza de Baja Renania. Por su parte, los estudios de Bleck (1987) y Rohr (2000) utilizan argumentos lingüísticos para oponerse a esa hipótesis. Considero que la cuestión aún no puede resolverse, pues los argumentos de ambas partes son convincentes, pero no concluyentes.

Con la información tomada tanto de registros históricos como de los textos literarios es posible reconstruir la silueta del personaje histórico, aunque con lagunas importantes. Se trata de un autor eminentemente urbano, que escribía para la elite de la ciudad, a diferencia de la mayoría de los autores alemanes hasta esa época, que se inscribían, o bien en un contexto cortesano y aristocrático, o bien en uno clerical. Es también un poeta profesional, pues la producción literaria no es para él una actividad marginal como para muchos escritores nobles cuya principal ocupación era otra. El quehacer literario es la profesión central de Konrad von Würzburg, lo que le genera ingresos monetarios y le otorga prestigio en la comunidad. De esta manera, debe interpretarse el vagus con el que lo mencionan los Anales de Estrasburgo. No se trata del sentido original de poeta itinerante, sino que significaría “poeta profesional que depende de mecenas para subsistir”.

 

Combinando las perspectivas. El caso de Herzmaere

 

En el caso de las obras apócrifas o de adjudicación confusa, es necesario diferenciar claramente las perspectivas biografista y textualista. Desde una perspectiva biografista es preciso continuar con el análisis de la autoría real del texto. Resolver esta cuestión ayudaría a entender mejor la obra y su finalidad original. Pero, por otra parte, desde una perspectiva textualista, incluso los relatos apócrifos forman parte del corpus de este autor. Este segundo enfoque ayuda a comprender la manera en que los textos fueron interpretados durante siglos y los criterios para su inclusión en compilaciones. Un ejemplo concreto de cómo un mismo fenómeno textual puede ser abordado desde ambas orientaciones con objetivos diferentes pero complementarios es la autoría del relato Herzmaere, que me detendré a examinar.

Herzmaere narra la historia de un triángulo amoroso que finaliza trágicamente. Un caballero que mantiene una relación con una dama casada emprende un viaje a Jerusalem (a pedido de su amada) para desviar los rumores y las sospechas del marido. Durante este viaje, el caballero muere por la pena de amor, no sin antes pedir a su sirviente que, una vez muerto, embalsame su corazón y se lo entregue a su amante. El sirviente intenta cumplir esta tarea, pero es interceptado por el marido, quien se apodera del corazón y lo hace cocinar para su esposa. Cuando la dama, luego de comerlo, se entera de la procedencia de este manjar, considera imperioso seguir los pasos de su amado y perece instantáneamente.9

Este texto se encuentra en doce testimonios, dos de ellos fragmentarios.10 La datación se extiende desde 1300 hasta el siglo XVI y los manuscritos presentan importantes variaciones textuales. Aquí me interesa concentrarme solo en las que atañen a la mención del nombre de autor. Existen básicamente dos versiones del epílogo, una corta, presente en la mayoría de los testimonios, y una larga, presente en N y D. El nombre de Konrad von Würzburg solo aparece en la versión larga del epílogo y de manera ligeramente diferente en cada caso:11

 

N:

Nicht mer kan ich von ir gejehen

 

Von Wirczpurk der Cunrat

Disz ain zil genumen hat (558-60)

No puedo contar nada más sobre ella [la protagonista].

Konrad von Würzburg

se propuso esto [hacer este relato].

 

 

D:

Nit anders kan ich uch veriechen

Von wirtzburg ich Conrat (592-93)

No puedo contarles nada más,

yo, Konrad von Würzburg.

Los versos con el nombre de autor en N están poco articulados con su contexto y son seguidos por consideraciones sobre la importancia de los consejos que incluso en el nivel gramatical son difíciles de comprender.12 El texto de D se inserta más orgánicamente en su contexto y es seguido por algunos versos finales que tienen una sintaxis prolija y hacen referencia a la nobleza del amor de los protagonistas del relato.

Por otra parte, en ningún testimonio aparece Konrad mencionado en el paratexto. Los títulos del relato en los manuscritos varían, pero jamás se nombra a este poeta. Sin embargo, sí hay un manuscrito que menciona un autor en el título, pero no se trata de Konrad von Würzburg. El manuscrito de Estrasburgo (A) encabeza el texto con: “Dise mere mahte Meister gotfrit von strazburg und seit von der minne” (Este relato fue hecho por el maestro Gottfried von Strassburg y trata sobre el amor). El referido Gottfried von Strassburg es el famoso autor del Tristan, una de las novelas cortesanas alemanas más importantes de comienzos del siglo XIII. Es este uno de los modelos literarios fundamentales para Konrad von Würzburg y este relato en particular presenta importantes paralelos con su obra. En la mayoría de los testimonios de Herzmaere esta influencia es explícita, pues en el prólogo suele aparecer una referencia directa a Gottfried y las ideas expresadas en el Tristan. Cito el mismo manuscrito A, que sigue Schröder en su edición del texto:

 

Des bringet uns gewisheit

Von strazburg meister gotfrit

Swer uf der waren mminne trit

Wil oebene setzen sinen fuos

Daz er banamen hoeren muos

Sagen und singen

Von minnenclichen dingen (8-14)

Esto nos asegura

el maestro Gottfried von Strassburg:

quien sobre la senda del verdadero amor

quiere posar su pie,

debe realmente escuchar

decires y cantares

sobre asuntos amorosos.

 

Ahora bien, este mismo fragmento puede interpretarse de maneras muy distintas: como perteneciente a Gottfried von Strassburg, como obra de Konrad von Würzburg o como texto de procedencia anónima. En el primer caso (el del manuscrito A, uno de los más antiguos), los lectores asumen que el autor está nombrándose a sí mismo en la tercera persona y realizando una afirmación. Otra situación encontramos en los manuscritos D y N, mediante los cuales los lectores suponen que se trata de una referencia a una figura de autoridad. Sin embargo, es cierto que el pasaje puede generar confusión incluso en estos testimonios, pues la mención de Konrad von Würzburg ocurre recién en el epílogo, con lo cual no es imposible que algún lector interpretara este pasaje como una mención del autor del relato para luego ver su interpretación confrontada con lo que se asegura sobre el final. En el caso de los textos donde no figura el nombre de Konrad von Würzburg, este pasaje es ambiguo: puede leerse como cita de autoridad o como mención del autor.

Debido al estado en que se halla la transmisión manuscrita, para la mayoría de los lectores medievales la autoría de este relato no era clara. Y de esto depende, en buena medida, su interpretación. Si el autor es Gottfried von Strassburg, la comparación con el Tristan es inevitable y surge la pregunta de por qué el autor compone otra historia sobre un triángulo amoroso y repite sus sentencias. ¿Tal vez quiere ofrecer una alternativa a la historia ya contada? ¿Está tratando de crear una versión resumida de su gran relato épico? Por el contrario, si el autor es Konrad von Würzburg, la historia también se puede leer en relación con el Tristan, pero necesariamente como un diálogo entre un escritor y sus influencias, donde el nuevo poeta reproduce y transforma la obra de su antecesor. Al mismo tiempo, el relato entra en la órbita de la obra total de Konrad von Würzburg. En ese contexto, por ejemplo, el uso del lenguaje religioso tal vez tiene otros matices al relacionarse con la poesía mariana de este poeta. Asimismo, algunas escenas pueden generar distintas asociaciones al pensarlas en este marco. Por ejemplo, en su despedida, cuando el caballero parte para Jerusalem, la dama le entrega un anillo. Esto replica, en parte, la despedida de Alexius y su esposa en Alexius (vv. 230-32), el texto hagiográfico de Konrad von Würzburg, en el cual el protagonista, al igual que el caballero de Herzmaere, emprende un viaje al Cercano Oriente.

Esta situación se vuelve aún más compleja si consideramos que el manuscrito P, el más antiguo de todos, presenta el nombre de Konrad von Würzburg en lugar del de Gottfried von Strassburg en el verso del prólogo:

 

Was uns von gantzer liebe seit

und ouch von rechter wahrheit

Von Wierzburg meister Conrad

wer uf der waren minnen phat (7-10)

Que nos muestra el amor absoluto

y también la correcta verdad,

el maestro Konrad von Würzburg.

Quien en el camino del verdadero amor

 

Este complejo estado textual puede interpretarse de diversas maneras según las perspectivas biografista o textualista. La perspectiva textualista se ocupará de reflexionar sobre los efectos de lectura que las diferentes adjudicaciones autorales podrían haber generado durante la recepción medieval del texto. La perspectiva biografista, por su parte, se preocupará por tratar de determinar la autoría histórica del texto para poder anclarlo en un contexto específico de producción. En este sentido, hay tres motivos importantes para considerar que el texto fue compuesto efectivamente por Konrad von Würzburg. En primer lugar, porque el juego metatextual entre Herzmaere y el Tristan de Gottfried (incluida la mención del prólogo) tiene mucho más sentido si ha sido escrito por un autor posterior que se refiere a un texto ya considerado clásico en su época. En segundo lugar, las menciones a Konrad en los epílogos de D y N son difíciles de explicar si esa adjudicación es falsa. En tercer lugar, el testimonio P, que intercambia los nombres de Konrad y Gottfried, es la clave fundamental. La explicación más verosímil para ese cambio, que además incluye alteraciones en los versos circundantes, es que el copista no comprendió realmente que se trataba de una referencia a una figura de autoridad sino que, dada la ambigüedad propia de esos versos, interpretó que se referían al autor del relato. Como el copista probablemente sabía por sus fuentes que se trataba de un relato de Konrad von Würzburg presupuso una corrupción del texto en ese pasaje y alteró esos versos para que mencionaran al verdadero autor.

Saliendo del contexto de Herzmaere, la relación entre Konrad y Gottfried también está presente en un problema cuyo análisis requiere la combinación de las perspectivas biografista y textualista: la utilización de la palabra magister para caracterizar a Konrad von Würzburg en la tradición manuscrita. Desde la perspectiva biografista hace referencia a que es alguien instruido en latín y no un simple poeta en lengua vulgar (como muchos juglares o incluso algunos autores nobles). Esto nos permite entender mejor la formación del autor y su estilo. Desde la perspectiva textualista, ese calificativo contribuye a construir una imagen de autor que se opone a la de muchos escritores vernáculos que carecían de esta formación latina. Al mismo tiempo, lo liga al otro gran meister/magister de la literatura alemana medieval: Gottfried von Strassburg. De esta manera, ambos constituyen una tradición literaria propia, dentro del conjunto de la literatura cortesana. Ser un magister, un letrado, implica, además, presentarse como una autoridad en lo que a la escritura se refiere. Es la misma imagen de Konrad von Würzburg que nos ha legado el Mannessische Liederhandschrift (folio 383r) y la que encontramos en las menciones a este autor en escritos posteriores, donde se lo caracteriza como el prototipo del poeta erudito y letrado (Brandt: 2009, 67-68). Es así como, sobre la base de ciertos datos históricos, la figura de Konrad von Würzburg siguió construyéndose gracias a su fama dentro del campo literario de los dos siglos siguientes a su muerte.

 

Conclusiones: ¿quién es Konrad von Würzburg?

 

Hemos mostrado que podemos aproximarnos al autor medieval desde dos perspectivas: la biografista y la textualista. Ambas perspectivas no se excluyen, sino que deben ser complementarias. La perspectiva biografista es útil para poder entender el contexto en que surgieron los textos, el tipo de motivaciones que puedieron haber llevado a su composición, la finalidad que perseguían y el público que pretendían. Esta perspectiva tiene un poder explicativo limitado por varias razones. En primer lugar, porque los testimonios sobre la vida de Konrad von Würzburg son demasiado escasos. Por otro lado, muchos aspectos de la obra escapan a los condicionamientos de la situación de producción para inscribirse en otro nivel (especialmente para el caso de obras que han sido transmitidas durante más de dos siglos en una cultura manuscrita). El monopolio de una perspectiva biografista en el análisis de obras medieval ha conllevado excesos interpretativos que ligan de manera hipotética la obra a su contexto inmediato de producción. Muchos críticos consideran que la composición de todas las obras del corpus de Konrad von Würzburg debe responder a una motivación concreta por parte de sus mecenas (ver por ejemplo, Brandt: 2009, 36-43). Algunas de estas interpretaciones se sostienen, pero la mayoría parecen ser extremadamente asociativas y presuponen que la producción literaria depende absolutamente de las situaciones contextuales. Hay que considerar que ciertas obras literarias podrían resultar interesantes incluso si no referían a situaciones coyunturales concretas, sino a temáticas generales.

La perspectiva textualista enriquece la interpretación con la figura de autor que los mismos textos presentan o que se ha ido construyendo a lo largo de la tradición manuscrita. El autor está al servicio de la creación de efectos de lectura, por lo cual constituye una materia maleable. Desde esta orientación, cobran protagonismo los efectos de interpretación que la figura de autor ejerce sobre los textos que se le atribuyen. Sin embargo, limitarse a analizar el autor desde este enfoque dificulta entender el sentido de las obras en su contexto particular de producción y las intenciones posibles para su composición. Un monopolio de la mirada textualista terminaría deshistorizando los textos.

Para concluir, quiero volver a resaltar que estas perspectivas no son antitéticas, sino complementarias. La perspectiva biografista bien encarada tiene la virtud de anclar la obra en un contexto de producción en el que pretendía tener efectos. La perspectiva textualista ayuda a entender al autor tal como se construye en el texto y los efectos de sentido que el texto ha generado a lo largo de su recepción. Es cierto que no en todos los casos será posible crear un balance adecuado entre ambas perspectivas. Cuando los datos biográficos del autor sean escasos o inexistentes o la fecha y lugar de composición no se conozcan con relativa certeza, la perspectiva biografista no podrá desarrollarse demasiado. Por su parte, la perspectiva textualista se adapta a casi cualquier texto que circule con un nombre de autor, pero sin duda existen obras o tradiciones manuscritas que aprovechan la posibilidad de la figura de autor para generar potenciales de sentidos de manera más productiva que otros. En cualquier caso, el objetivo debería ser lograr el mejor balance posible entre ambas perspectivas, de acuerdo con el material en cuestión. Esto permite que la categoría de autor siga siendo productiva para explorar el potencial de significados de los textos.

 

Bibliografía

 

Fuentes

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Sitios web

Facsímil del Codex Manesse (Heidelberg, Universitätsbibliothek, cpg. 848):

http://digi.ub.uni-heidelberg.de/diglit/cpg848

 

Herzmaere’ en la base de datos Handschriftencensus información bibliográfica

y enlaces a los facsímiles:http://www.handschriftencensus.de/werke/208

 

 

1 La reflexión sobre el autor es uno de los problemas centrales de la teoría literaria del siglo XX y por lo tanto otorgar un resumen comprensivo de esta demandaría un trabajo mucho mayor del que aquí se propone. Para obtener una visión breve sobre la problemática se puede consultar Culler (1997: 65-70). Para un panorama más completo se recomiendan los trabajos de Burke (1995 y 1998) y Topuzian (2014).

2 Poirion (1965) se interesa por el autor en relación con la ideología y la historia y estudia sus maneras de auto-representación. En Zumthor (1972) predomina la concepción del autor como una construcción discursiva heredada de Roland Barthes, pero adaptada a la particular medialidad del período (oralidad, manuscritura).

3 Zink tempranamente se opuso a las posturas en boga en los años 80 en su libro La subjetivité littéraire (1985) y continuó manteniendo esa postura, por ejemplo, en Poésie et conversion au Moyen Âge (2003).

4 Es el proceso que dio nacimiento a las vidas y las razos provenzales y a las obras narrativas extensas que desarrollan una biografía intercalada con canciones de un autor como Le châtelain de Coucy et la dame de Fayel de Jakemés o Frauendienst de Ulrich von Liechtenstein.

5 Facsímil online en: http://digi.ub.uniheidelberg.de/diglit/cpg848.

6 Los documentos históricos aquí mencionados son recopilados en Brandt (2009).

7 “Aquí finaliza Die goldene Schmiede, compuesta por Konrad nacido en Würzburg. Y (él) está enterrado en Friburgo de Brisgovia.”

8 Por ejemplo, Bleck (1991: 135-142) cree poder datar Der Welt Lohn sobre la base de los llamados a cruzadas, simplemente porque el protagonista emprende un peregrinaje armado a Jerusalén al final del relato. Sin embargo, ese elemento no basta para sostener que se trate de un relato propagandístico y por lo tanto no es posible inferir una fecha de composición a partir de ese pequeño detalle argumental.

9 El motivo del corazón comido que está en el centro de este relato se encuentra atestiguado en varios textos franceses medievales, especialmente del siglo XIII, prominentemente las vidas provenzales de Guillem de Cabestany y en Roman du châtellain de Coucy et de la dame de Fayel de Jakemés. Para un análisis de la historia de este motivo y su relación con Herzmaere ver Blamires (1988); Buschinger (1989); Di Maio (2005).

10 Los manuscritos son, en orden cronológico aproximado: P: Heidelberg, Universitätsbibliothek, cpg. 341 (1300-25); n: Nurenberg, Germanisches Nationalmuseum, Hs. 42575 (1310-20, fragmento); A: Estrasburgo, Stadtbibl., Cod. A 94 (1330-50); V: Viena, Österreiche Nationalbib., Cod. 2885 (1393); D: Karlsruhe, Landesbibl., Cod. Donaueschingen 104 (1425); Ko: Schloss Schönstein, Fürstl. Hatzfeldt-Wildenburgsches Archiv, Nr. 7693.8866 (1425, fragmento); I: Innsbruck, Landesmuseum Ferdinandeum, Cod. FB 32001 (1456); N: Munich, Staatsbibl., Cgm 714 (1450-75); h: Praga, Nationalmuseum, Cod. X A 12 (1470); L: Leipzig, Universitätsbibl., Ms. Apel 8 (1512); b: Berlin, Staatsbibl., mgf 488 (1530); w: Viena, Österr. Nationalbibl., Cod. Ser. Nova 2593 (siglo XVI). Información más detallada sobre cada uno de ellos puede encontrarse en http://www.handschriftencensus.de/werke/208.

11 Transcribo siempre los textos de los manuscritos correspondientes a partir de sus facsímiles digitales que figuran en la bibliografía. Resuelvo las abreviaturas y algunas marcas diacríticas. Normalizo el uso de j/i y v/u. La numeración de los versos es la propia de cada testimonio.

12 Schulze (1971: 474) y Dahm-Kruse (2017: 134) coinciden en considerar estos versos finales como fuera de contexto y difíciles de interpretar incluso en el nivel lingüístico. Dahm-Kruse (2017: 135-37) además identificó que el pasaje es una adaptación corrompida de los versos finales del Willehalm von Orleans de Rudolf von Ems.