Límites y alcances de las nociones de lealtad, honor y traición en Nibelungenlied
Limits and Significance of the Notions
of Loyalty, Honor and Treachery in Nibelungenlied
Resumen
Este trabajo examina de qué modo la noción de lealtad (triuwe) es
atravesada en Nibelungenlied por distintas problemáticas relativas a los
lazos políticos, los lazos matrimoniales y los lazos de sangre. Problemáticas
tales que redundan en la imposibilidad de estipular un criterio estable para la
conformación del honor (êre) y remiten a un dilema que se revela en términos
éticos y morales, en tanto plantea una pregunta acerca del espacio que la
sociedad debería otorgarles a los distintos vínculos y las implicaciones de
priorizar uno u otro. Para ello, el análisis se centrará en tres situaciones
concretas dentro de la obra: la traición de Gunther y Hagen hacia Siegfried
para afianzar el poder político, el modelo cortesano de Rüdeger como paradigma
de lealtad al soberano y la venganza de Kriemhild contra sus parientes en
detrimento de la importancia atribuida a los lazos de sangre.
Palabras clave: Nibelungenlied - Honor - Lealtad - Lazos
Summary
This article examines how the notion of loyalty (triuwe) in Nibelungenlied
is run through different problem areas relating to political ties, marriage
ties and kinship ties. Such problem areas result in the impossibility to
stipulate a stable criterion for the configuration of honor (êre) and
refer to a dilemma that reveals itself in ethical and moral terms, while it
poses a question regarding the place that society should grant to the different
ties and the implications of prioritizing one or another. The analysis focuses
in three situations of the text: the act of betrayal of Gunther and Hagen to
Siegfried in order to strengthen political power, the courtly model of Rüdeger as
a paradigm of loyalty to the sovereign and the revenge of Kriemhild against her
relatives in spite of the importance attributed to blood ties.
Keywords: Nibelungenlied -
Honor - Loyalty - Ties
Recibido: 23/03/2019
Aceptado: 10/06/2019
El presente trabajo tiene como propósito examinar en el Cantar
de los Nibelungos1 el funcionamiento
de los lazos políticos, los lazos de sangre y los lazos matrimoniales, en
atención a las nociones de triuwe (lealtad) y êre (honor), a
pesar de la inestabilidad que exhiben estos conceptos, en particular debido al
entrecruzamiento entre código épico y código cortesano que estructura la obra.
Con ello se intentará realizar una aproximación a las consideraciones éticas y
morales que pueden inferirse de la obra acerca de estos lazos relevantes para
la sociedad germana de principios del siglo XIII, contexto en el cual el CN
fue asentado. A tales fines se desarrollará en concreto la problemática que
plantea el asesinato de Siegfried en relación a la vriuntschaft (amistad),
el dilema de Rüdeger en torno a las lealtades y la venganza de Kriemhild hacia
sus parientes, con la alusión al rol que la traición juega en estos episodios.
Las aproximaciones conceptuales en torno a las nociones de
êre, triuwe y vriuntschaft suponen, en primer lugar, la
observación de que no es posible realizar una mera traducción de los términos
que dé cuenta de su complejidad y especificidad en el contexto espacio-temporal
propio de cada uno de ellos, tal como ha subrayado Henderson Stewart en sus
consideraciones acerca del honor (1994: 25). De este modo, resulta necesario
precisar en cada caso de qué modo es posible entender cada uno de estos
conceptos.
Siguiendo a Gentry (1998), es posible definir êre como un conjunto de rasgos sobre todo externos, ligados
al prestigio, a la reputación y a cierto estatus social; una suerte de
normativa de conducta para la nobleza, no vinculada necesariamente con virtudes
internas (aunque en el CN, en líneas generales, se adscriba a la
concepción de virtudes inherentes actualizadas o mejoradas a través de la
educación). No obstante, Henderson Stewart ha subrayado la necesidad de no
reducir la noción de honor a una concepción bipartita en la que este se
contemple o bien como externo, o bien como interno, sino que ha sugerido
considerarlo como “the right to be trated as having certain worth” (op. cit.:
37). Según su perspectiva, si bien êre se halla a menudo
ligada a cualidades no personales tales como la riqueza, el rango o el poder (ibid,
50-1), también es posible vincularla con virtudes morales tales como triuwe,
generosidad, moderación y cortesía (ibid, 51).
En cuanto a triuwe, se trata de un
concepto cuya base se remonta a un sistema de obligaciones relativo a los
deberes de vasallaje ya observado en el pasado germano entre los siglos VIII y
X, sobre todo dentro del ámbito militar, con las nociones de auxilium y concilium2 (Pérez
García, 2000: 169), que constituye entre los siglos XII y XIII no solo uno de
los ejes fundamentales de la sociedad feudal (Pérez García, ibid: 166;
Riva, 2014: 101), sino también una noción que atraviesa tanto la relación que
señores y vasallos entablan entre sí, como la comprendida entre parientes,
esposos o amigos e incluso a la que un individuo puede o debería establecer con
Dios, con la sociedad y con sus propios principios éticos (Gentry, op. cit.).
Se transforma así en una medida de excelencia para el individuo en el seno de
los lazos sociales, en particular para guerreros, vasallos y soberanos, debido
a su carácter vinculante y a su estrecha relación con el honor (Pérez García, op.
cit.: 167).
En lo que se refiere a la noción de vriuntschaft,
existen diversos debates acerca del modo en que la amistad debería ser
considerada y las características que ella supone. Desde un punto de vista
histórico, es necesario remarcar en primer lugar que:
It is ahistorical to impose the anti-instrumental aspect of modern
friendship on past and other societies (…). The celebration of friendship as a
moral accomplishment in active life has not been understood as incompatible
with the constitutive obligations of friends to provide each other with
determinate and vital service and resources (Silver, 1989: 280).
Estas consideraciones resultan fundamentales para
comprender no solo el modo en el que la vriuntschaft se desenvolvía en
su contexto específico, sino también de qué modo entra en relación con las
nociones de êre y triuwe. En ese sentido, es importante
destacar, en segundo lugar, que
tanto desde la anthropology of friendship como desde otras
perspectivas3 se ha puesto
énfasis en que “trust and loyalty are basic requeriments for friendship” (Beer,
2001: 5806). Y si bien posturas como la de la anthropology of friendship
han sugerido como metodología la necesidad de diferenciar la amistad de otros
tipos de lazos tales como los de parentesco o los amorosos (Beer, op. cit:
5805), autores como Müller han subrayado para el contexto del CN que la vriuntschaft engloba
toda la serie de lealtades y lazos, desde la relación con los parientes más
cercanos hasta la establecida con los compañeros de armas (2009: 106). Este
ordenamiento presupone, por su parte, obligaciones y compromisos que se
superponen constantemente, sin una jerarquización precisa (Müller, ibid.:
110), y cada lazo fundamental de la sociedad parece exhibir una triuwe
propia que entra en colisión con la de los restantes ámbitos, con un impacto
particular sobre la noción de êre.
El asesinato de Siegfried
Una de las cuestiones más discutidas y comentadas del CN
se refiere al modo en el que habría que considerar el asesinato de Siegfried y,
en relación con ello, bajo qué términos deberían ser contemplados los lazos del
héroe con Gunther y la corte de Worms, puesto que esto permitiría inferir si es
factible hablar aquí de traición y de untriuwe (deslealtad).
La problematización usualmente recae sobre el cuestionamiento que muchos teóricos realizan acerca de las motivaciones tanto del primer viaje del héroe a
Worms, como de su forma particularmente violenta de presentarse allí. Puesto
que entre ambas y el dienst (servicio) que Siegfried en calidad de vriunt
(aliado) presta posteriormente a los burgundios parece existir una tensión
irreconciliable. Autores como Weigand (2015) cuestionan en sus análisis que
Siegfried, desde la perspectiva de los burgundios, se haya comportado alguna
vez como un aliado de forma sincera y no haya meramente intentado posicionarse
él mismo desde el comienzo en la corte, desplazando paulatinamente del
liderazgo a Gunther. No obstante, incluso después de la disputa entre las dos
reinas durante la segunda visita de Siegfried a Worms, transcurridos años desde
su primera aparición en la corte y con el complot para su asesinato ya en
marcha, Gunther destaca su percepción de que el héroe siempre les fue leal („er
was uns ie getriuwe”4) y de que solo les deparó „guot und êre”5 (E.868).
Asimismo, Weigand argumenta que el motivo del pedido de
mano a Kriemhild no constituye en realidad un justificativo adecuado para el
despliegue heroico que Siegfried manifiesta constantemente,6 al permanecer
siempre postergado o apenas aludido. Y si bien son abundantes las estrofas en
las que se remarca que el accionar guerrero de Siegfried tiene por propósito
último obtener el favor de la dama y de sus parientes,7 otros autores como
Bekker (1971) también se han mostrado, en esta misma línea, incrédulos ante las
supuestas pretensiones amorosas de Siegfried y han subrayado que “Siegfried
cannot avoid being a political figure” (p. 126).
Estas interpretaciones tienen, por una parte, la función
de desentrañar si el accionar de Hagen y los burgundios se presenta como
verdaderamente motivado y, por otra, estipular de qué modo debería ser
contemplado el accionar particular de Hagen en tanto autor material e
intelectual del asesinato.
A pesar de que el ámbito moral y el legal se entrecruzan
aquí y del relativo grado de acuerdo con respecto a la legalidad de la conducta
de Hagen en atención a su calidad de vasallo y defensor del rey (Gentry, 1976;
Devane Brown, 2014), parece necesario deslindar el ámbito legal del ámbito
moral para realizar un análisis que contemple la especificidad de cada uno de
ellos, a fin de comprender bajo qué términos entiende el poeta la cuestión de
la Blutrache (venganza de sangre) dentro de un sistema legal y social
en donde esta se presenta como aceptable. Ello supone, en primer lugar, algunas
consideraciones respecto a la noción misma de Blutrache, puesto que
existen diversos abordajes y perspectivas acerca de ella. Autores como
Þorláksson (2007), han propuesto una diferenciación precisa entre el concepto
de feud (Fehde) y la Blutrache propiamente dicha, a pesar
de que las escaladas de violencia dentro de las Fehden supongan, en
muchos casos, la culminación en Blutrache, tal como es posible observar
en el CN si se toma en consideración que la alternancia de ofensas no
comienza con la muerte de Siegfried, sino con la mentira sobre su vasallaje y
la disputa entre las dos reinas. En este sentido, es posible entender aquí la
noción de Blutrache en los términos propuestos por Þorláksson: “The Blutrache
or customary vengeance is feuding in the more narrow sense and often the final
stage of a feud” (ibid.: 86).
Por otro lado, en lo que respecta al aspecto legal, cabe
destacar que antes que un asunto de legalidad frente al asesinato en sí mismo,
se presenta un problema con las circunstancias posteriores al crimen. Puesto
que si bien el hallazgo del cadáver de Siegfried dejado por Hagen frente a la
recámara de Kriemhild debería suponer la aclaración de las circunstancias de la
muerte,8 Hagen elude la
asunción de responsabilidad por el asesinato y, a raíz de ello, evita un
posible pedido de reparación dentro del marco de la legalidad por parte de la
familia damnificada. El posterior desarrollo de la Blutrache de Kriemhild cobra un cariz de ilegitimidad como consecuencia directa de
la ausencia de un juicio apropiado que clarifique las circunstancias y
pormenores del asesinato, a pesar de que el portento mediante el cual las
heridas vuelven a sangrar frente al asesino señale explícita y públicamente a
Hagen como culpable (EE. 1044-5) y ponga de manifiesto la impunidad con la cual
el vasallo puede conducirse, con la connivencia del rey.
Así, es posible entender en este contexto el pedido de
Kriemhild a Gunther de que entregue a Hagen como principal responsable del
asesinato (EE. 2103-2104) como un intento de recrear aquel proceso que no tuvo
lugar, en el cual Gunther debería oficiar de rey garante de justicia, aunque,
como se desarrollará oportunamente más adelante, la respuesta evidencie la
progresiva importancia que cobra el valor de la triuwe
correspondiente a los compañeros de armas por encima de otras esferas.
En lo que respecta al aspecto moral, el poeta se expresa
con claridad desde el comienzo dando por sentado y sobreentendido el aspecto
legal de la cuestión y se enfoca no en el derecho a cometer el crimen o en la
pregunta sobre qué proporción guardan las represalias con respecto al agravio a
los reyes, sino en el cuestionamiento acerca de un comportamiento que en
términos morales solo puede calificar como untriuwe. En este sentido, la
legalidad misma de los actos permite interpretar un énfasis del poeta en el
choque existente entre aquellos actos legales que se constituyen al mismo
tiempo como cuestionables desde una perspectiva moral o ética.
De este modo, al relatar los planes para llevar a cabo el
asesinato, se pronuncia de forma explícita: „sus grôzes untriuwe / solde niemer man gepflegen.” (“Tamaña alevosía9 jamás debería cometerla hombre alguno”, E. 915, v.4),
dado que los lazos personales entre Siegfried y Gunther (y, por añadidura, de
parentesco debido al matrimonio entre Siegfried y Kriemhild) presuponen todas
las obligaciones propias de la vriuntschaft que cabría esperar, y que
Gunther mismo reconoce como existentes entre ellos, luego de que Siegfried se
hubiera ofrecido voluntariamente a prestarle su ayuda en tres ocasiones (la
guerra contra sajones y daneses, el pedido de mano de Brünhild, la última y
fingida amenaza de guerra contra el reino):
„Und lôn iu got des willen, / vriunt Sîfrit.
Daz ir sô willeclîchen / tuot des ich iuch bit,
Daz sol ich iemer dienen, / als ich von rehte sol.
Vor allen vriunden / sô getrouwe ich iu wol.” (E. 910)
(“¡Dios os premie vuestra Buena disposición! Es de razón que yo os guarde
siempre gratitud por hacer de tan buen grado cuanto os pido. Entre todos mis
amigos, es en vos en quien más confío”).
Las implicaciones del asesinato de Siegfried no solo se
constituyen como una traición y un comportamiento desleal por parte de Gunther
y su corte hacia el héroe (e indirectamente hacia Kriemhild), sino que
impactan, asimismo, sobre la propia êre de los burgundios, ya que en el
entramado de lazos sociales y obligaciones no es posible mantener la êre
sin triuwe, como sostiene Jones (1960) en relación al dilema de Rüdeger:
“Failure to fulfill his obligations will make him triuwelôs,
and therefore both rehtelos and erlôs” (p. 16). Y en este mismo sentido se pronuncia Gernot con motivo del pedido de mano de Etzel a
Kriemhild: „Wir suln ir sîn getriuwe: / daz ist zen êren uns gewant” (“Debemos
ser leales hacia ella; ello redundará en honor nuestro”. E. 1211, v. 4).
Puesto que, pese a que el CN exhiba una
superposición de consideraciones respecto a la êre, ya sea ésta
entendida en términos guerreros o cortesanos, la untriuwe implicada en
el asesinato de Siegfried no puede ser ni incluida ni entendida dentro del marco
de ninguna de ellas. Nos encontramos, antes bien, con esa lealtad convertida en
pragmatismo a la que se refieren Zermatten y Sonntag (2015: XVIII) cuando ésta
no es más que un mero medio para la política, en tanto Siegfried se constituye
para Hagen desde el comienzo en un elemento conveniente para sostener
oportunamente el poderío de su señor, y debe ser eliminado ante la posibilidad
de hacer manifiestos los mecanismos violentos, la red de mentiras y engaños con
los que se sostiene el poder del rey,10 sin importar el costo que esto suponga en lo relativo a
los restantes lazos, incluso si ellos son de parentesco. Puesto que si bien los
burgundios reservan el uso del término mâc (pariente) para Hagen y le
atribuyen a Siegfried el de konemâgen (cuñado) (Devane Brown, op.
cit.: 58), en un aparente intento de minimizar los lazos de parentesco que
los unen, lo cierto es que el asesinato de Siegfried comprende a un mismo
tiempo tanto las obligaciones de triuwe debida a los compañeros de
armas, como aquella relativa a los aliados y, por último, la que atañe a las
obligaciones debidas a un familiar.
En este punto, la cuestión del parentesco se revela desde
el comienzo como importante, ya que la problemática no se circunscribe
exclusivamente a la venganza de Kriemhild contra sus hermanos,11 sino que se
prefigura en el asesinato de Siegfried, tanto en el caso de los reyes hacia su
cuñado y su hermana, como en lo que se refiere a Hagen y a Kriemhild, como
sugestivamente sus palabras recuerdan en el momento de develarle el lugar de
vulnerabilidad de su esposo: „ du bist mîn mâc, /sô bin ich der dîn // ich
bevilhe mit triuwen/ den holden wine mîn” (“Tú eres pariente mío como yo lo soy
tuya. Yo te encomiendo en confianza la prenda de mi corazón”. E., 898, vv.1-2).
El dilema de Rüdeger
Si bien es posible problematizar también en el caso de
Hagen las motivaciones últimas para su accionar y considerar –al igual que con
Siegfried- tanto la posibilidad de que éstas se sustenten en una verdadera triuwe
de “vasallo ideal”,12 dispuesto a hacer
lo que haga falta en beneficio de su señor, como la opción de un secreto
impulso de gobernar él mismo a través de la figura del rey, lo cierto es que
tanto en términos guerreros como cortesanos, las acciones del vasallo parecen
mantenerse, en líneas generales, en consonancia con los lazos y obligaciones
que lo unen a Gunther y sus hermanos, y solo se revela en él un obrar poco honorable
en los restantes ámbitos. A raíz de ello, autores como Devane Brown (op. cit.:
61) sostienen que es posible interpretar esta figura como un ejemplo de triuwe en un
sentido estrictamente legal.13
En atención a ello, no parece sorprendente que aun en uno
de los puntos de mayor brutalidad de la obra, durante las luchas de los
burgundios en tierras de Etzel, en la que todos los códigos de êre
(excepto el de la triuwe debida a los compañeros de armas) parecen haber
quedado suspendidos, Hagen muestre una particular inclinación y un gesto
insospechado de humanidad frente a Rüdeger (único personaje del CN en el
que no se ha subrayado característica negativa alguna), ya que es posible
encontrar ciertas similitudes entre ambos en lo que ataña a la triuwe
manifestada a sus soberanos, aunque como ha apuntado Thelen respecto a esta aventîure
particular: “Hagen’s decision to
abandon his duties as vassal contrast directly with Rüdiger’s commitment” (1997: 400).
Máxime si tomamos en cuenta que en lo que respecta a las
estrategias narrativas privilegiadas en el CN, Millet destaca una
particularidad que consiste en presentar duplicidades, dobles motivaciones,
duplicaciones, en las que “no se trata solo de repeticiones variadas del mismo
motivo, pues esta manera de narrar genera complejidad al presentar las mismas
acciones desde perspectivas distintas” (2009: 185). Dentro de la complejidad
del problema de la triuwe estas variaciones se constituyen como una
herramienta útil de profundización, ya que el motivo de la elección entre
distintos ámbitos en donde es necesario privilegiar la triuwe en
detrimento de los restantes lazos encuentra su expresión más dramática en lo
que Müller (op. cit.: 108) llama las “aporías de los lazos personales”,
a las que Rüdeger debe enfrentarse y para las que no hay decisión ni correcta
ni honorable posible: debe escoger entre la triuwe a sus soberanos,
honrando el juramento dado a Kriemhild al momento de haber pedido su mano para
el rey y los lazos de vasallaje que lo obligan con Etzel, o la triuwe
hacia sus parientes y huéspedes. Ante esta encrucijada, tal y como Hagen había
hecho durante toda la obra, Rüdeger opta por la triuwe hacia sus
soberanos, aunque ello signifique poner en juego „sêle unde lîp” (“su cuerpo y
su alma”. E. 2166, v.1). Pero es este el momento en el que Hagen justamente
escoge lo contrario: por primera y única vez, desconoce su triuwe hacia
los burgundios y también la êre guerrera con la que se había conducido
hasta el momento:
„Swie halt gein iu gebâren / diese recken hêr,
Daz niemer iuch gerüet / in strîte mîn hant,
Ob ir si alle slüeget / die von Buregonden lant”
(“Se porten como se porten hacia vos estos nobles caballeros, yo os aseguro
que jamás os tocará este mi brazo en combate, aunque matéis a todos los
guerreros del país burgundo”. E. 2201, vv. 2-4).
Desde esta nueva perspectiva, el motivo presenta, por una
parte, la posibilidad de mostrar que hasta el más perfecto de los caballeros,
adalid de las virtudes cortesanas y guerreras a un mismo tiempo, es susceptible
de quedar atrapado en un juego de lealtades y obligaciones imposibles de aunar
satisfactoriamente sin consecuencia alguna para la êre y, por otra
parte, pone de manifiesto que si bien cada individuo tiene la posibilidad (y la
responsabilidad) de escoger, cada opción dentro de las estructuras vigentes
conduce a un nuevo desastre.14
Las estrofas 2150 a 2161 constituyen en esta línea tanto un
lamento por la situación que pone en jaque la êre de
Rüdeger desde cualquier perspectiva, como asimismo un repaso de todas las
elecciones que le han llevado hasta ella. Se transforman, a su vez, en una
exhaustiva revisión de todas las esferas que entran en juego en su decisión y
que configuran distintos aspectos de la vriuntschaft: el vasallaje a los soberanos, la triuwe
debida a los huéspedes, los lazos de parentesco por el matrimonio de su hija
con Giselher.
El dilema de Rüdeger no solo posibilita poner de
manifiesto las contradicciones que atraviesan las distintas esferas sino que, a
partir de ellas, es posible también observar el entrecruzamiento de parámetros
culturales vigentes, en el cual la tradicional cultura guerrera coexiste con el
cristianismo. Puesto que, si bien autores como Jones (op.cit.) han
subrayado la primacía de los antiguos valores por encima de los valores
cristianos,15 mientras que otros
han pretendido la lectura inversa,16 el texto en sí mismo parece estar cimentado sobre esta
tensión en la que resulta a un mismo tiempo tan importante la valoración social
en los términos de la llamada “cultura de la vergüenza” (Jones, op.cit.:
11),17 como la necesidad
de velar por el cuidado del alma a los ojos de Dios:
,,Ich swuor iu, edel wîp,
daz ich durch iu wâgte / die êre und ouch den lîp:
daz ich die sêle vliese, / des enhân ich niht gesworn” (E. 2150)
(“Yo os juré, noble señora, que por vos arriesgaría vida y
honor. Pero que yo perdiera el alma, eso no lo he jurado”)
La venganza de Kriemhild
En términos análogos a los cruces de triuwe
desarrollados hasta aquí es posible entender también la venganza de Kriemhild hacia
sus parientes de sangre como punto máximo en la ausencia de jerarquización
entre los lazos y como cierre aciago del complejo entramado de engaños,
traiciones y desgracias desarrollados a través de todo el CN. Dado que
si Rüdeger escoge por encima de la triuwe debida a sus huéspedes y a sus
parientes por matrimonio la triuwe a sus soberanos, Kriemhild escoge la triuwe
a su esposo Siegfried (aun después de su muerte) sobre la triuwe a sus
parientes más cercanos.
Y si bien no es posible hablar de un concepto de êre
estrictamente definido para las mujeres, se remarca a lo largo del CN la
importancia de un posicionamiento social que un buen matrimonio les confiere;
motivo por el cual la traición cometida por sus parientes redunda no solo en un
gesto de untriuwe hacia Siegfried y en un “abuso de confianza entre
familiares” (Millet, op. cit.: 195), sino también en una pérdida de êre
que no encuentra retribución más que en la Blutrache de todos aquellos
que han tenido parte de algún modo en su pérdida de estatus social.
Por otra parte, el requerimiento de compensación por
parte de Kriemhild a través de la venganza no solo exhibe de forma explícita
las repercusiones de las acciones y decisiones llevadas a cabo por los
personajes a lo largo de toda la obra, sino que pone una vez más en primer
plano la cuestión de las responsabilidades eludidas:
,,Kriemhilds Gewalthandlung ist Reaktion auf
zuvor erlittenes Unrecht. Bei ihrer Rache für vergossenes Blut oder –da ein
Personalkreis adligen Standes einbezogen ist- bei der Durchsetzung eines
Rechtssanspruchs. Dieser Kontext wird in der Schilderung des Rachevollzugs
selbst aufgezeigt: Kriemhild köpft Hagen mit dem Schwert Siegfrieds, also mit
der Waffe desjenigen Mannes, der ihrem Gegner zuvor zum Opfer gefallen ist” (Renz, op. cit., p. 177).
No obstante, las consecuencias del cumplimiento de
esta venganza, que en una primera instancia podría haber sido llevada a cabo
desde la legalidad, comporta tanto un impacto sobre los lazos de parentesco más
directos, como así también una conducta que recae sobre la êre de los
soberanos, ya que podría ser calificada asimismo como untriuwe al faltar
al pacto con Dietrich de no dañar a los prisioneros.18
Por otra parte, tanto el cuestionamiento de Dietrich
hacia Kriemhild por querer llevar a cabo la Blutrache contra sus propios
parientes y su negativa a prestarle ayuda para ello (E. 1902), como el final de
descuartizamiento que Hildebrand le depara a la reina -“arcaico castigo para
traidores”, en palabras de Millet (op. cit.: 204)- enfatizan una vez más
la posición crítica del poeta acerca de la inestabilidad de la triuwe
como valor efectivo y la ausencia de êre en la mayoría de los ámbitos,
especialmente en lo que respecta a los lazos de parentesco que a lo largo de
todo el CN parecen ser los más vulnerados, de forma sistemática, bajo la
preeminencia de otras esferas.
El asesinato de Ortlieb podría ser visto, en este
sentido, como otro indicio de ello, tanto si se considera que su aparición en
la cena con los burgundios se trata de una estrategia de Kriemhild para
desencadenar las hostilidades de forma explícita, como si se sostiene la no
premeditación en ese acto. Dado que, en cualquier caso, la muerte del inocente
no solo supone una afrenta directa a los lazos de hospitalidad que unen a los
burgundios con Etzel y un conflicto político con los hunos por el asesinato del
heredero al trono sino que, principalmente, la relación de los burgundios con
Ortlieb es de parentesco, como remarca Etzel:
,,Gevæht er nâch dem küne, /er wirt ein
küene man,
rîch und viel edele, / starc und wol getân.
Leb ich deheine wîle, / ich gib im zwelef lant:
Sô mag iu wol gedienen / des jungen Ortliebes hant.
Dar umbe bite ich gerne / iuch, lieben friunde mîn,
swenn ir ze lande rîtet / wider an den Rîn,
sô sult ir mit iu füeren / iuwerr swester sun,
und sult ouch an dem kinde / vil genædeclîchen tuon.
Und ziehet in zen êren, / unz werde man.
Hât iu in den landen / iemer iht getân,
daz hilfet er iu rechen, / gewahset im sîn lîp” (EE.
1915-1917)
(“Si sale a la familia, llegará a ser un bravo guerrero,
poderoso y muy noble, fuerte y gallardo. Si me queda algún tiempo de vida, le
daré doce países. Así el brazo del joven Ortlieb os servirá de ayuda.
Por ello os ruego encarecidamente, mis queridos amigos, que cuando volváis
a vuestra patria, a orillas del Rin, llevéis con vosotros al hijo de vuestra
hermana y le mostréis además bien al niño las pruebas de vuestro favor.
Criadle en el sentido del honor hasta que se haga hombre. Si alguien en
vuestros dominios os ultraja, él os ayudará a vengaros cuando crezca”).
En este contexto, las palabras de Etzel resultan, si no
una ironía, al menos una paradoja, al destacar el vínculo que liga la Blutrache
a honrar los lazos de sangre. Y una vez más, lo que originalmente podía ser
percibido como parámetros éticos y morales dentro de la sociedad se revela,
finalmente, o bien como aleatorio, o bien como parte de un cálculo pragmático.
Inestabilidad de los lazos matrimoniales
Si hasta aquí se ha desarrollado la gran inestabilidad
que exhiben los lazos políticos y los lazos de sangre como parámetros estables
para la organización social en términos éticos y morales, cabría preguntarse si
el matrimonio, al considerar el accionar de Kriemhild para vengar la muerte de
su esposo, se plantea en el CN como un parámetro sólido y constante de triuwe.
Autores como Devane Brown (op. cit.) y Willson (op.
cit.) han subrayado al respecto que tanto en el caso de Hagen como en el de
Kriemhild, es posible hablar de una triuwe desmedida hacia una sola
persona (en el caso de Hagen, hacia Gunther; en el de Kriemhild, hacia
Siegfried) y que “triuwe ‘without measure’ becomes untriwe”
(Willson, ibid.: 48).
En este sentido, resulta pertinente recordar las
polémicas acerca de la instauración del matrimonio como institución, previas a
que el CN fuese asentado, puesto que en el tratamiento de la temática a
lo largo del texto es posible conjeturar un posicionamiento que involucra la
cuestión de la triuwe y la conformación de parámetros estables:
La definición de la naturaleza sacramental del matrimonio no solo
predetermina la conclusión de una larga polémica teológica, sino también el
triunfo del modelo eclesiástico […] De la problemática antimatrimonial que en
el siglo XII utilizó a manos llenas el Adversus Jovinianum de San
Jerónimo para describir problemas y contrariedades de la vida conyugal, sólo
algunos fragmentos aislados permanecen en el siglo XIII. En cambio, el elogio
del matrimonio es un presupuesto insoslayable y a menudo un punto de partida
explícito de todo intento de elaborar una moral conyugal. (Vecchio, 2018:
104-5).
Teniendo en cuenta esta perspectiva, resulta
particularmente significativo no solo que el CN se abra y se cierre con
una problematización sobre el amor y el matrimonio vinculados a la desgracia
(EE. 15-17 y E. 2378), sino también el uso particular que el texto exhibe en la
narración de relaciones amorosas con características de hohe minne, en
el cual parece hacerse presente nuevamente un debate sobre el matrimonio que en
apariencia se hallaba clausurado.19
Puesto que si se consideran los dos matrimonios de
Kriemhild, siguiendo el parámetro de la estrategia narrativa apuntada por
Millet, es posible ver que presenta una visión sobre el matrimonio que puede
ser entendida como una negativa del poeta a considerarlo una opción válida para
organizar o generar vínculos y lazos interpersonales sólidos. En algunos casos (como
entre Siegfried y Kriemhild), porque más allá de la mutua elección de los
esposos o de las reglas idealizadas por la literatura y la cultura cortesanas,
no solo existe el peligro de recaer en excesos de triuwe, sino que el
cálculo, las intrigas y el beneficio político prevalecen socialmente,
supeditando cualquier otra cosa a ellos; en otros, porque el matrimonio se
presenta desde el comienzo como una alianza puramente estratégica: tal es el
caso del matrimonio de Kriemhild con Etzel, cuya utilidad para Kriemhild para
su venganza resulta prioritaria incluso a expensas de la propia êre
mancillada que implica, a su juicio, el matrimonio con un pagano.
Si bien autores como Bekker (1971) circunscriben la
aparición de la temática amorosa al matrimonio como posible solución para las
“pasiones irracionales” del amor cortés (en consonancia con las admoniciones de
la escolástica) y sostienen que
[The poet] introduces love in a multiplicity of forms, but that does not
mean that these various forms are of great intrinsic interest to him […] The
loves may affect individuals directly and in the core of their existence, but
they do not directly touch the structure of society in which they exist. This
society does not meet its doom because its main characters love or fail to
love, but because they have the power to affect the lives of masses of people
(p.127).
Es posible argumentar, por el contrario, que el poeta
encuentra un gran interés en las relaciones amorosas a fin de preguntarse cuál
sería el modo más apropiado para “satisfacer las exigencias de una sociedad” en
materia del “control de las estrategias familiares” (Vecchio, op. cit.:
104) y que, asimismo, el orden del matrimonio es otro de los tantos lazos en
los que se detiene de forma minuciosa (así como en otros relacionados con las
nociones de triuwe y vriuntschaft). Dado que, si como apunta
Vecchio (op. cit.: 106-7), a lo largo de todo el siglo XIII las prédicas
y los teólogos le atribuyen al matrimonio la función de conservar la paz,
apaciguar las discordias y generar la concordia social a través de alianzas, en
el CN tanto los dos matrimonios de Kriemhild como el de Gunther conducen
exactamente a lo opuesto. Del mismo modo, los esponsales celebrados entre
Giselher y la hija de Rüdeger no suponen más que otra esfera en la que Rüdeger
no puede mantener ni su triuwe ni su êre, insuficiente para
generar una concordia o para liberarlo de sus obligaciones.
Frente al ideal postulado por Ute a su hija al
comienzo de la obra, en el cual la dicha solo podría llegar a través del
matrimonio con un buen caballero,20 se opone el razonamiento de Kriemhild, que parece
hacerse efectivo a lo largo de todo el CN y ratificarse en las
conclusiones finales, en donde se retoma el motivo de la boda de Etzel y se lo
relaciona directamente con el sufrimiento, el dolor y la gran desgracia final:
,,Mit leide verendet / des küniges hôchgezît,
Als ie diu liebe leide / ze aller jungeste gît.” (E. 2378)
(“Las bodas del rey habían acabado en sufrimiento; como siempre, el
placer engendra, al cabo de todo, dolor”).21
Reafirmación de la
êre guerrera
La progresiva suspensión de la importancia de los
lazos examinados y de la triuwe que a ellos compete propicia la ocasión de subrayar la preponderancia que en
el transcurso de la acción cobra, por encima de otras esferas, el valor de la triuwe
de los compañeros de armas. Puesto que a medida que los acontecimientos
avanzan y la situación se vuelve más crítica para los burgundios, la concepción
de êre guerrera se impone en detrimento de otras consideraciones y
valores posibles.
Por una parte, esta exaltación extrema de êre y triuwe
guerreras parece tener impacto sobre las jerarquías y protocolos de
comportamiento22 que imponen los lazos de vasallaje, como es posible
observar en el comportamiento de Volker al negarse a entregar el cadáver de
Rüdeger a los hombres de Dietrich (E. 2266), pese a la posición y a los dichos previos
de Gunther que, por un momento, pretenden exaltar otra forma posible de triuwe:
Nie dienst wart sô guot
Sô den ein vriunt vriunde / nâch dem tôde tuot.
Daz heiz stæte triuwe, / der di kan begân.
Ir lônet im von schulden: / er hât iu liebe getân.
(E.2264)
(“No hubo jamás homenaje tan bueno como el que rinde un amigo a otro
después de su muerte. Eso es lo que llamo lealtad constante, si alguno la puede
observar. Justo es que lo honréis ahora, pues él os mostró su amistad”)
En este mismo sentido, resulta significativo el
inmediato cuestionamiento de Volker a Wolfhart por respetar la prohibición de
su señor de abstenerse de la lucha:
,,Der vorhte ist gar ze viel,
swaz man im verbiutet, / derz allez lâzen wil.
Daz kan ich niht geheizen / rehten helden mout”.
Diu rede dûhte Hagnen / von sînem hergesellen guot. (E. 2268)
(“‘Grande es el temor de quien deja de hacer aquello que le prohíben. Yo
no puedo llamar a eso heroísmo’. A Hagen le parecieron buenas estas palabras de
su compañero de armas”).
Cuestionamiento tal que, como señala Hildebrand dos
estrofas más adelante (E.2271), supone un conflicto directo con las
obligaciones que unen al vasallo con su señor.
En este episodio específico en el que se desarrolla la
problemática acerca del cadáver de Rüdeger es posible observar, asimismo, la
suspensión de los lazos de vriuntschaft y triuwe que los
burgundios habían mantenido con Dietrich, incluso cuando Dietrich mismo –a
pesar de haber sido damnificado por el obrar de los burgundios- siga ratificando
su posición de no tomar partido efectivo en el conflicto y de mostrar su triuwe
hacia ellos (EE. 2336-7).
Por otra parte, autores como Willson, han remarcado la
unidad en el sufrimiento como forma de desarrollo de una idea de comunidad (op.
cit.: 46) y, en este sentido, ha interpretado el acto de beber la sangre de
los caídos durante el incendio al palacio (EE. 2114-2117) como un modo de
alusión a la Eucaristía (Willson, ibid..: 43 y 47). No obstante, si bien
existe la posibilidad de considerar este acto en términos cristianos, también
cabe destacar que se da en un contexto decididamente profano. En dicho
contexto, en el cual la matanza llevada a cabo por los guerreros se encuentra
en el centro, esta “comunión” parece, antes bien, hermanar a los guerreros en
la desmesura de la batalla y en la supresión de cualquier otro valor positivo
más que la propia supervivencia del grupo conformado bajo los términos de êre
y triuwe guerreras, como es posible observar en la negativa de entregar
a Hagen (EE. 2105-7), en la lucha contra Rüdeger (exceptuando a Hagen y a
Volker) y en la lucha contra Dietrich (E. 2338). La posible alusión a la
comunión, entonces, debería ser entendida aquí más como una inversión que pone
de manifiesto, una vez más, la imposibilidad de generar una comunidad armónica.23
Por todo ello, pese a que el CN exhiba una
representación en la cual existe una preponderancia de la triuwe entre
compañeros de armas, no parece posible afirmar que el poeta encuentre un valor
ético y moral efectivo para la sociedad en la exclusiva exaltación de los
parámetros guerreros sino que, también en este caso, se muestra una reflexión
crítica acerca de ellos. Cuestionamiento tal que, incluso en las observaciones
de teóricos contemporáneos como Arendt (2006), se presenta como un punto de
partida posible para comprender el modo en el que los hombres han intentado
siempre articular sus lazos, alcanzar la resolución de sus conflictos y lograr
una idea posible de comunidad, más allá de las divergencias que es posible
establecer entre diferentes épocas y sociedades:
Fue la certidumbre de la muerte lo que impulsó a los hombres a buscar
fama inmortal en hechos y palabras y lo que les impulsó a establecer un cuerpo
político que era potencialmente inmortal (…). Los fuertes sentimientos
fraternales que engendra la violencia colectiva han seducido a muchas buenas
gentes con la esperanza de que de allí surgirá una nueva comunidad y un “hombre
nuevo” (pp. 92-3).
Conclusiones
El CN presenta un mundo desencantado en el que
cada acción parece conducir inevitablemente a una desgracia mayor que las
anteriores. Un mundo en el que ni los valores que se presentan como
tradicionales ni aquellos propuestos como nuevos parecen servir de parámetros
éticos y morales estables y todo término o acto parece devenir en su contrario:
la celebración en llanto, la triuwe en untriuwe, la vriuntschaft
en râche. El poeta no ofrece ante esta problemática una solución
didáctica ni un consejo moralizante; se presenta, antes bien, como un agudo
crítico capaz de dejar en sus receptores preguntas pertinentes sobre los lazos
que atraviesan la sociedad toda, puesto que en su esfuerzo por pormenorizar en
cada situación particular el complejo entramado que interviene, se aleja de
interpretaciones maniqueas y de responsabilidades meramente individuales sobre
los acontecimientos.
Entre todos los ejemplos que podrían ser citados (y
aquellos que han sido citados a lo largo de estas páginas), quizá el caso de
Rüdeger se constituya como el más paradigmático a los fines de dimensionar
hasta qué punto las virtudes de un solo individuo no resultan suficientes para
generar un espacio propicio en el cual sea posible el verdadero desarrollo de
una êre y una triuwe que no colisionen en algún punto dentro del
complejo sistema social de los lazos. En este sentido, cabe destacar que el
planteo del poeta no parece conformarse a partir de una cuestión cuantitativa
(la cual podría ser resuelta a través del ejercicio de la mesura), sino que se
refiere a una inestabilidad que se presenta como constitutiva y estructural en
cada uno de los aspectos observados.
Ante tal panorama, tal vez la exhibición de las
consecuencias desastrosas hable por sí misma y sea, por ello, el único modo
posible de pronunciarse.
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1 En adelante utilizaremos la notación CN para
referirnos al texto.
2 Según Pérez García (2000: 169), estas nociones
involucraban una amplia gama de servicios prestados al señor, tales como la
presencia frecuente en su residencia, el acompañamiento a banquetes y partidas
de caza, ayuda en asuntos administrativos, intervención en tribunales de
justicia, auxilios pecuniarios, entre otros, pero sobre todo el auxilio militar .
3 Cfr. la perspectiva de Albrecht Classen, con su
hincapié en los aspectos emocionales de la amistad en la épica heroica:
Classen, 2011: 123.
4 “Él siempre nos fue leal”. Esta y las traducciones restantes al español pertenecen a Lorenzo
Criado (2003).
5 “Bienes y honores”.
6 De este último parecer
son autores como Müller (2009).
7 Entre ellas la observación del rey de los daneses (E. 298,
vv. 2-3):
„diss vil hôhen gruozes / lît maneger ungesunt,
Des ich vil wol enpfinde, / von Sîfrides hant.”
(“Por causa de este saludo que tanto le honra […] yace postrado –yo mismo
lo he tenido que sufrir- más de un guerrero herido por el brazo de Sigfrido”).
8 ,,In mittelalterlichen juristichen
Texten meint der Terminus [Bewîsen] das offenlegen der Umstände einer
Gewalthandlung durch alle, die an ihr beteiligt waren oder sich ihrer
verdächtig gemacht haben. Insbesondere scheint Verklarung im so genannten
germanischen Recht von der verletzen Partei im Falle des Erschlagens des Täters
bei handhafter Tat gefordet zu werden, um Rache
Rechtmäßigkeit zu verleihen. Auch in den Landfrieden findet sich an
verschiedenen Stellen die Forderung, sich über eine begangene Tat zu erklären”
(Renz, 2012: 199).
9 Cabe destacar aquí que el traductor, con cierta
libertad, consigna “alevosía” para el término untriuwe (compuesto
formado por la negación un- y triuwe), aunque el énfasis
de la traducción en la inmoralidad del acto no logra dar cuenta de la dimensión
que abarca la palabra en tanto concepto, es decir, las implicaciones que una conducta
de este tipo tiene sobre los lazos dentro de este sistema social. En este sentido, la deslealtad a la que se refiere el texto
podría ser más bien equiparable con la idea de traición.
10 Del mismo parecer son Millet (2007) y Müller (2009). Este último se refiere a la
problemática como la “fachada de la cortesía”.
11 Es posible interpretar, antes bien, que los actos de
deslealtad y la traición progresivamente se cierran sobre sí mismos hasta el
punto máximo de llevar la violencia hacia los parientes de sangre.
12 En esta línea interpretativa se inscriben Gentry
(1976) y Weigand (2015).
13 Aunque incluso dentro de esta perspectiva resulte
problemático brindar una interpretación del todo satisfactoria para explicar la
actitud de Hagen, con la consiguiente implicación de la muerte de Gunther, en
su confrontación final con Kriemhild. Cfr. Bekker (1971), Thelen (1997).
14 Recuérdese que en este
combate Rüdeger y Gernot se dan muerte el uno al otro (E. 2221).
15 “In spite of this much-mentioned concern for his
soul, Rüdiger nevertheless decides in favor of his worldly reputation and thus
shows that, even in his case, pagan values outweighed Christian ones. […] He
feared that the world (not God!) would hate him if he killed one of the
Burgundians” (1960: 19).
16 Cfr. Willson (1960: 40-41).
17 Nótese en este sentido la
importancia que Rüdeger le atribuye a las increpaciones del guerrero huno,
quien lo acusa de cobarde, en las estrofas 2143-4.
18 En un sentido análogo se pronuncia Renz: ,,Der Vollzug physischen Gewalt zeigt sich am Schluss des
Nibelungenlied als Verstoß gegen vorausgehende Absprachen, die zum Ziel haben,
den friedlichen Umgang mit dem Gefangenen sicherzustellen” (2012: 178).
19 Si bien es posible contemplar la posibilidad de que
este posicionamiento corresponda a estadios previos de circulación del texto,
aun en ese caso prevalecería la pregunta acerca de los motivos por los cuales
el texto se asienta de este modo, ya que la sistematicidad misma del planteo a
lo largo de toda la obra no permite pensar en una mera inconsistencia o resabio
de versiones anteriores, sin una significación o importancia en sí mismo.
20 Concepción tal que se repite
en boca de Etzel sobre su propia felicidad al escoger a Kriemhild como esposa.
21 El subrayado es nuestro, puesto que aquí cabe
destacar que el énfasis puesto en la construcción del texto mismo: tanto la
posición evidenciada de final de verso de hôchgezît (boda) como la repetición de leide (sufrimiento) en ambos
versos y la proximidad de liebe (gozo) y leide para cerrar el
primer hemistiquio del segundo verso. Por otra parte, en cuanto a la traducción
al español cabe destacar que se ha optado para este desarrollo e interpretación
por “gozo” para el vocablo liebe debido a que, en este contexto
particular de la obra, se encuentra más relacionado con el amor y la alegría de
la celebración del matrimonio, que a la idea de “placer”, ligada a lo sensitivo
antes que a lo emocional.
22 En lo que respecta a los protocolos de comportamiento
entre señores y vasallos resulta interesante observar en particular la marcada
diferencia entre Hagen y Hildebrand durante la
intervención de Dietrich para pedir la rendición de Gunther y Hagen (EE.
2329-2345).
23 A su vez, puede ser entendida como la imposibilidad de
retorno al cristianizado mundo cortesano, cuyo signo anticipatorio se encuentra
en el gesto de Hagen al arrojar al capellán al agua antes de cruzar el río para
llegar a los dominios de Etzel (EE. 1575-6). La polarización entre estos dos
“mundos” se vuelve manifiesta, asimismo, en la alusión irónica al término hôhzît
(“festejo”), marca característica de la cortesía, en el contexto del desarrollo
de las hostilidades (EE. 2219 y 2122).