Límites y alcances de las nociones de lealtad, honor y traición en Nibelungenlied

Limits and Significance of the Notions of Loyalty, Honor and Treachery in Nibelungenlied

 

 

 

Samanta Giselle Dening
Universidad de Buenos Aires, Argentina

samantadening@gmail.com

 

 

Resumen

Este trabajo examina de qué modo la noción de lealtad (triuwe) es atravesada en Nibelungenlied por distintas problemáticas relativas a los lazos políticos, los lazos matrimoniales y los lazos de sangre. Problemáticas tales que redundan en la imposibilidad de estipular un criterio estable para la conformación del honor (êre) y remiten a un dilema que se revela en términos éticos y morales, en tanto plantea una pregunta acerca del espacio que la sociedad debería otorgarles a los distintos vínculos y las implicaciones de priorizar uno u otro. Para ello, el análisis se centrará en tres situaciones concretas dentro de la obra: la traición de Gunther y Hagen hacia Siegfried para afianzar el poder político, el modelo cortesano de Rüdeger como paradigma de lealtad al soberano y la venganza de Kriemhild contra sus parientes en detrimento de la importancia atribuida a los lazos de sangre.

 

Palabras clave: Nibelungenlied - Honor - Lealtad - Lazos

 

 

Summary

This article examines how the notion of loyalty (triuwe) in Nibelungenlied is run through different problem areas relating to political ties, marriage ties and kinship ties. Such problem areas result in the impossibility to stipulate a stable criterion for the configuration of honor (êre) and refer to a dilemma that reveals itself in ethical and moral terms, while it poses a question regarding the place that society should grant to the different ties and the implications of prioritizing one or another. The analysis focuses in three situations of the text: the act of betrayal of Gunther and Hagen to Siegfried in order to strengthen political power, the courtly model of Rüdeger as a paradigm of loyalty to the sovereign and the revenge of Kriemhild against her relatives in spite of the importance attributed to blood ties.

 

Keywords: Nibelungenlied - Honor - Loyalty - Ties

 

Recibido: 23/03/2019

Aceptado: 10/06/2019

 

 

El presente trabajo tiene como propósito examinar en el Cantar de los Nibelungos1 el funcionamiento de los lazos políticos, los lazos de sangre y los lazos matrimoniales, en atención a las nociones de triuwe (lealtad) y êre (honor), a pesar de la inestabilidad que exhiben estos conceptos, en particular debido al entrecruzamiento entre código épico y código cortesano que estructura la obra. Con ello se intentará realizar una aproximación a las consideraciones éticas y morales que pueden inferirse de la obra acerca de estos lazos relevantes para la sociedad germana de principios del siglo XIII, contexto en el cual el CN fue asentado. A tales fines se desarrollará en concreto la problemática que plantea el asesinato de Siegfried en relación a la vriuntschaft (amistad), el dilema de Rüdeger en torno a las lealtades y la venganza de Kriemhild hacia sus parientes, con la alusión al rol que la traición juega en estos episodios.

Las aproximaciones conceptuales en torno a las nociones de êre, triuwe y vriuntschaft suponen, en primer lugar, la observación de que no es posible realizar una mera traducción de los términos que dé cuenta de su complejidad y especificidad en el contexto espacio-temporal propio de cada uno de ellos, tal como ha subrayado Henderson Stewart en sus consideraciones acerca del honor (1994: 25). De este modo, resulta necesario precisar en cada caso de qué modo es posible entender cada uno de estos conceptos.

Siguiendo a Gentry (1998), es posible definir êre como un conjunto de rasgos sobre todo externos, ligados al prestigio, a la reputación y a cierto estatus social; una suerte de normativa de conducta para la nobleza, no vinculada necesariamente con virtudes internas (aunque en el CN, en líneas generales, se adscriba a la concepción de virtudes inherentes actualizadas o mejoradas a través de la educación). No obstante, Henderson Stewart ha subrayado la necesidad de no reducir la noción de honor a una concepción bipartita en la que este se contemple o bien como externo, o bien como interno, sino que ha sugerido considerarlo como “the right to be trated as having certain worth” (op. cit.: 37). Según su perspectiva, si bien êre se halla a menudo ligada a cualidades no personales tales como la riqueza, el rango o el poder (ibid, 50-1), también es posible vincularla con virtudes morales tales como triuwe, generosidad, moderación y cortesía (ibid, 51).

En cuanto a triuwe, se trata de un concepto cuya base se remonta a un sistema de obligaciones relativo a los deberes de vasallaje ya observado en el pasado germano entre los siglos VIII y X, sobre todo dentro del ámbito militar, con las nociones de auxilium y concilium2 (Pérez García, 2000: 169), que constituye entre los siglos XII y XIII no solo uno de los ejes fundamentales de la sociedad feudal (Pérez García, ibid: 166; Riva, 2014: 101), sino también una noción que atraviesa tanto la relación que señores y vasallos entablan entre sí, como la comprendida entre parientes, esposos o amigos e incluso a la que un individuo puede o debería establecer con Dios, con la sociedad y con sus propios principios éticos (Gentry, op. cit.). Se transforma así en una medida de excelencia para el individuo en el seno de los lazos sociales, en particular para guerreros, vasallos y soberanos, debido a su carácter vinculante y a su estrecha relación con el honor (Pérez García, op. cit.: 167).

En lo que se refiere a la noción de vriuntschaft, existen diversos debates acerca del modo en que la amistad debería ser considerada y las características que ella supone. Desde un punto de vista histórico, es necesario remarcar en primer lugar que:

 

It is ahistorical to impose the anti-instrumental aspect of modern friendship on past and other societies (…). The celebration of friendship as a moral accomplishment in active life has not been understood as incompatible with the constitutive obligations of friends to provide each other with determinate and vital service and resources (Silver, 1989: 280).

 

Estas consideraciones resultan fundamentales para comprender no solo el modo en el que la vriuntschaft se desenvolvía en su contexto específico, sino también de qué modo entra en relación con las nociones de êre y triuwe. En ese sentido, es importante destacar, en segundo lugar, que tanto desde la anthropology of friendship como desde otras perspectivas3 se ha puesto énfasis en que “trust and loyalty are basic requeriments for friendship” (Beer, 2001: 5806). Y si bien posturas como la de la anthropology of friendship han sugerido como metodología la necesidad de diferenciar la amistad de otros tipos de lazos tales como los de parentesco o los amorosos (Beer, op. cit: 5805), autores como Müller han subrayado para el contexto del CN que la vriuntschaft engloba toda la serie de lealtades y lazos, desde la relación con los parientes más cercanos hasta la establecida con los compañeros de armas (2009: 106). Este ordenamiento presupone, por su parte, obligaciones y compromisos que se superponen constantemente, sin una jerarquización precisa (Müller, ibid.: 110), y cada lazo fundamental de la sociedad parece exhibir una triuwe propia que entra en colisión con la de los restantes ámbitos, con un impacto particular sobre la noción de êre.

 

 

El asesinato de Siegfried

 

Una de las cuestiones más discutidas y comentadas del CN se refiere al modo en el que habría que considerar el asesinato de Siegfried y, en relación con ello, bajo qué términos deberían ser contemplados los lazos del héroe con Gunther y la corte de Worms, puesto que esto permitiría inferir si es factible hablar aquí de traición y de untriuwe (deslealtad). La problematización usualmente recae sobre el cuestionamiento que muchos teóricos realizan acerca de las motivaciones tanto del primer viaje del héroe a Worms, como de su forma particularmente violenta de presentarse allí. Puesto que entre ambas y el dienst (servicio) que Siegfried en calidad de vriunt (aliado) presta posteriormente a los burgundios parece existir una tensión irreconciliable. Autores como Weigand (2015) cuestionan en sus análisis que Siegfried, desde la perspectiva de los burgundios, se haya comportado alguna vez como un aliado de forma sincera y no haya meramente intentado posicionarse él mismo desde el comienzo en la corte, desplazando paulatinamente del liderazgo a Gunther. No obstante, incluso después de la disputa entre las dos reinas durante la segunda visita de Siegfried a Worms, transcurridos años desde su primera aparición en la corte y con el complot para su asesinato ya en marcha, Gunther destaca su percepción de que el héroe siempre les fue leal („er was uns ie getriuwe”4) y de que solo les deparó „guot und êre”5 (E.868).

Asimismo, Weigand argumenta que el motivo del pedido de mano a Kriemhild no constituye en realidad un justificativo adecuado para el despliegue heroico que Siegfried manifiesta constantemente,6 al permanecer siempre postergado o apenas aludido. Y si bien son abundantes las estrofas en las que se remarca que el accionar guerrero de Siegfried tiene por propósito último obtener el favor de la dama y de sus parientes,7 otros autores como Bekker (1971) también se han mostrado, en esta misma línea, incrédulos ante las supuestas pretensiones amorosas de Siegfried y han subrayado que “Siegfried cannot avoid being a political figure” (p. 126).

Estas interpretaciones tienen, por una parte, la función de desentrañar si el accionar de Hagen y los burgundios se presenta como verdaderamente motivado y, por otra, estipular de qué modo debería ser contemplado el accionar particular de Hagen en tanto autor material e intelectual del asesinato.

A pesar de que el ámbito moral y el legal se entrecruzan aquí y del relativo grado de acuerdo con respecto a la legalidad de la conducta de Hagen en atención a su calidad de vasallo y defensor del rey (Gentry, 1976; Devane Brown, 2014), parece necesario deslindar el ámbito legal del ámbito moral para realizar un análisis que contemple la especificidad de cada uno de ellos, a fin de comprender bajo qué términos entiende el poeta la cuestión de la Blutrache (venganza de sangre) dentro de un sistema legal y social en donde esta se presenta como aceptable. Ello supone, en primer lugar, algunas consideraciones respecto a la noción misma de Blutrache, puesto que existen diversos abordajes y perspectivas acerca de ella. Autores como Þorláksson (2007), han propuesto una diferenciación precisa entre el concepto de feud (Fehde) y la Blutrache propiamente dicha, a pesar de que las escaladas de violencia dentro de las Fehden supongan, en muchos casos, la culminación en Blutrache, tal como es posible observar en el CN si se toma en consideración que la alternancia de ofensas no comienza con la muerte de Siegfried, sino con la mentira sobre su vasallaje y la disputa entre las dos reinas. En este sentido, es posible entender aquí la noción de Blutrache en los términos propuestos por Þorláksson: “The Blutrache or customary vengeance is feuding in the more narrow sense and often the final stage of a feud” (ibid.: 86).

Por otro lado, en lo que respecta al aspecto legal, cabe destacar que antes que un asunto de legalidad frente al asesinato en sí mismo, se presenta un problema con las circunstancias posteriores al crimen. Puesto que si bien el hallazgo del cadáver de Siegfried dejado por Hagen frente a la recámara de Kriemhild debería suponer la aclaración de las circunstancias de la muerte,8 Hagen elude la asunción de responsabilidad por el asesinato y, a raíz de ello, evita un posible pedido de reparación dentro del marco de la legalidad por parte de la familia damnificada. El posterior desarrollo de la Blutrache de Kriemhild cobra un cariz de ilegitimidad como consecuencia directa de la ausencia de un juicio apropiado que clarifique las circunstancias y pormenores del asesinato, a pesar de que el portento mediante el cual las heridas vuelven a sangrar frente al asesino señale explícita y públicamente a Hagen como culpable (EE. 1044-5) y ponga de manifiesto la impunidad con la cual el vasallo puede conducirse, con la connivencia del rey.

Así, es posible entender en este contexto el pedido de Kriemhild a Gunther de que entregue a Hagen como principal responsable del asesinato (EE. 2103-2104) como un intento de recrear aquel proceso que no tuvo lugar, en el cual Gunther debería oficiar de rey garante de justicia, aunque, como se desarrollará oportunamente más adelante, la respuesta evidencie la progresiva importancia que cobra el valor de la triuwe correspondiente a los compañeros de armas por encima de otras esferas.

En lo que respecta al aspecto moral, el poeta se expresa con claridad desde el comienzo dando por sentado y sobreentendido el aspecto legal de la cuestión y se enfoca no en el derecho a cometer el crimen o en la pregunta sobre qué proporción guardan las represalias con respecto al agravio a los reyes, sino en el cuestionamiento acerca de un comportamiento que en términos morales solo puede calificar como untriuwe. En este sentido, la legalidad misma de los actos permite interpretar un énfasis del poeta en el choque existente entre aquellos actos legales que se constituyen al mismo tiempo como cuestionables desde una perspectiva moral o ética.

De este modo, al relatar los planes para llevar a cabo el asesinato, se pronuncia de forma explícita: „sus grôzes untriuwe / solde niemer man gepflegen.” (“Tamaña alevosía9 jamás debería cometerla hombre alguno”, E. 915, v.4), dado que los lazos personales entre Siegfried y Gunther (y, por añadidura, de parentesco debido al matrimonio entre Siegfried y Kriemhild) presuponen todas las obligaciones propias de la vriuntschaft que cabría esperar, y que Gunther mismo reconoce como existentes entre ellos, luego de que Siegfried se hubiera ofrecido voluntariamente a prestarle su ayuda en tres ocasiones (la guerra contra sajones y daneses, el pedido de mano de Brünhild, la última y fingida amenaza de guerra contra el reino):

 

Und lôn iu got des willen, / vriunt Sîfrit.

Daz ir sô willeclîchen / tuot des ich iuch bit,

Daz sol ich iemer dienen, / als ich von rehte sol.

Vor allen vriunden / sô getrouwe ich iu wol.” (E. 910)

 

(“¡Dios os premie vuestra Buena disposición! Es de razón que yo os guarde siempre gratitud por hacer de tan buen grado cuanto os pido. Entre todos mis amigos, es en vos en quien más confío”).

 

Las implicaciones del asesinato de Siegfried no solo se constituyen como una traición y un comportamiento desleal por parte de Gunther y su corte hacia el héroe (e indirectamente hacia Kriemhild), sino que impactan, asimismo, sobre la propia êre de los burgundios, ya que en el entramado de lazos sociales y obligaciones no es posible mantener la êre sin triuwe, como sostiene Jones (1960) en relación al dilema de Rüdeger: Failure to fulfill his obligations will make him triuwelôs, and therefore both rehtelos and erlôs” (p. 16). Y en este mismo sentido se pronuncia Gernot con motivo del pedido de mano de Etzel a Kriemhild: „Wir suln ir sîn getriuwe: / daz ist zen êren uns gewant” (“Debemos ser leales hacia ella; ello redundará en honor nuestro”. E. 1211, v. 4).

Puesto que, pese a que el CN exhiba una superposición de consideraciones respecto a la êre, ya sea ésta entendida en términos guerreros o cortesanos, la untriuwe implicada en el asesinato de Siegfried no puede ser ni incluida ni entendida dentro del marco de ninguna de ellas. Nos encontramos, antes bien, con esa lealtad convertida en pragmatismo a la que se refieren Zermatten y Sonntag (2015: XVIII) cuando ésta no es más que un mero medio para la política, en tanto Siegfried se constituye para Hagen desde el comienzo en un elemento conveniente para sostener oportunamente el poderío de su señor, y debe ser eliminado ante la posibilidad de hacer manifiestos los mecanismos violentos, la red de mentiras y engaños con los que se sostiene el poder del rey,10 sin importar el costo que esto suponga en lo relativo a los restantes lazos, incluso si ellos son de parentesco. Puesto que si bien los burgundios reservan el uso del término mâc (pariente) para Hagen y le atribuyen a Siegfried el de konemâgen (cuñado) (Devane Brown, op. cit.: 58), en un aparente intento de minimizar los lazos de parentesco que los unen, lo cierto es que el asesinato de Siegfried comprende a un mismo tiempo tanto las obligaciones de triuwe debida a los compañeros de armas, como aquella relativa a los aliados y, por último, la que atañe a las obligaciones debidas a un familiar.

En este punto, la cuestión del parentesco se revela desde el comienzo como importante, ya que la problemática no se circunscribe exclusivamente a la venganza de Kriemhild contra sus hermanos,11 sino que se prefigura en el asesinato de Siegfried, tanto en el caso de los reyes hacia su cuñado y su hermana, como en lo que se refiere a Hagen y a Kriemhild, como sugestivamente sus palabras recuerdan en el momento de develarle el lugar de vulnerabilidad de su esposo: „ du bist mîn mâc, /sô bin ich der dîn // ich bevilhe mit triuwen/ den holden wine mîn” (“Tú eres pariente mío como yo lo soy tuya. Yo te encomiendo en confianza la prenda de mi corazón”. E., 898, vv.1-2).

 

 

El dilema de Rüdeger

 

Si bien es posible problematizar también en el caso de Hagen las motivaciones últimas para su accionar y considerar –al igual que con Siegfried- tanto la posibilidad de que éstas se sustenten en una verdadera triuwe de “vasallo ideal”,12 dispuesto a hacer lo que haga falta en beneficio de su señor, como la opción de un secreto impulso de gobernar él mismo a través de la figura del rey, lo cierto es que tanto en términos guerreros como cortesanos, las acciones del vasallo parecen mantenerse, en líneas generales, en consonancia con los lazos y obligaciones que lo unen a Gunther y sus hermanos, y solo se revela en él un obrar poco honorable en los restantes ámbitos. A raíz de ello, autores como Devane Brown (op. cit.: 61) sostienen que es posible interpretar esta figura como un ejemplo de triuwe en un sentido estrictamente legal.13

En atención a ello, no parece sorprendente que aun en uno de los puntos de mayor brutalidad de la obra, durante las luchas de los burgundios en tierras de Etzel, en la que todos los códigos de êre (excepto el de la triuwe debida a los compañeros de armas) parecen haber quedado suspendidos, Hagen muestre una particular inclinación y un gesto insospechado de humanidad frente a Rüdeger (único personaje del CN en el que no se ha subrayado característica negativa alguna), ya que es posible encontrar ciertas similitudes entre ambos en lo que ataña a la triuwe manifestada a sus soberanos, aunque como ha apuntado Thelen respecto a esta aventîure particular: “Hagen’s decision to abandon his duties as vassal contrast directly with Rüdiger’s commitment” (1997: 400).

Máxime si tomamos en cuenta que en lo que respecta a las estrategias narrativas privilegiadas en el CN, Millet destaca una particularidad que consiste en presentar duplicidades, dobles motivaciones, duplicaciones, en las que “no se trata solo de repeticiones variadas del mismo motivo, pues esta manera de narrar genera complejidad al presentar las mismas acciones desde perspectivas distintas” (2009: 185). Dentro de la complejidad del problema de la triuwe estas variaciones se constituyen como una herramienta útil de profundización, ya que el motivo de la elección entre distintos ámbitos en donde es necesario privilegiar la triuwe en detrimento de los restantes lazos encuentra su expresión más dramática en lo que Müller (op. cit.: 108) llama las “aporías de los lazos personales”, a las que Rüdeger debe enfrentarse y para las que no hay decisión ni correcta ni honorable posible: debe escoger entre la triuwe a sus soberanos, honrando el juramento dado a Kriemhild al momento de haber pedido su mano para el rey y los lazos de vasallaje que lo obligan con Etzel, o la triuwe hacia sus parientes y huéspedes. Ante esta encrucijada, tal y como Hagen había hecho durante toda la obra, Rüdeger opta por la triuwe hacia sus soberanos, aunque ello signifique poner en juego „sêle unde lîp” (“su cuerpo y su alma”. E. 2166, v.1). Pero es este el momento en el que Hagen justamente escoge lo contrario: por primera y única vez, desconoce su triuwe hacia los burgundios y también la êre guerrera con la que se había conducido hasta el momento:

 

Swie halt gein iu gebâren / diese recken hêr,

Daz niemer iuch gerüet / in strîte mîn hant,

Ob ir si alle slüeget / die von Buregonden lant”

 

(“Se porten como se porten hacia vos estos nobles caballeros, yo os aseguro que jamás os tocará este mi brazo en combate, aunque matéis a todos los guerreros del país burgundo”. E. 2201, vv. 2-4).

 

Desde esta nueva perspectiva, el motivo presenta, por una parte, la posibilidad de mostrar que hasta el más perfecto de los caballeros, adalid de las virtudes cortesanas y guerreras a un mismo tiempo, es susceptible de quedar atrapado en un juego de lealtades y obligaciones imposibles de aunar satisfactoriamente sin consecuencia alguna para la êre y, por otra parte, pone de manifiesto que si bien cada individuo tiene la posibilidad (y la responsabilidad) de escoger, cada opción dentro de las estructuras vigentes conduce a un nuevo desastre.14

Las estrofas 2150 a 2161 constituyen en esta línea tanto un lamento por la situación que pone en jaque la êre de Rüdeger desde cualquier perspectiva, como asimismo un repaso de todas las elecciones que le han llevado hasta ella. Se transforman, a su vez, en una exhaustiva revisión de todas las esferas que entran en juego en su decisión y que configuran distintos aspectos de la vriuntschaft: el vasallaje a los soberanos, la triuwe debida a los huéspedes, los lazos de parentesco por el matrimonio de su hija con Giselher.

El dilema de Rüdeger no solo posibilita poner de manifiesto las contradicciones que atraviesan las distintas esferas sino que, a partir de ellas, es posible también observar el entrecruzamiento de parámetros culturales vigentes, en el cual la tradicional cultura guerrera coexiste con el cristianismo. Puesto que, si bien autores como Jones (op.cit.) han subrayado la primacía de los antiguos valores por encima de los valores cristianos,15 mientras que otros han pretendido la lectura inversa,16 el texto en sí mismo parece estar cimentado sobre esta tensión en la que resulta a un mismo tiempo tan importante la valoración social en los términos de la llamada “cultura de la vergüenza” (Jones, op.cit.: 11),17 como la necesidad de velar por el cuidado del alma a los ojos de Dios:

 

,,Ich swuor iu, edel wîp,

daz ich durch iu wâgte / die êre und ouch den lîp:

daz ich die sêle vliese, / des enhân ich niht gesworn” (E. 2150)

 

(“Yo os juré, noble señora, que por vos arriesgaría vida y honor. Pero que yo perdiera el alma, eso no lo he jurado”)

 

 

La venganza de Kriemhild

 

En términos análogos a los cruces de triuwe desarrollados hasta aquí es posible entender también la venganza de Kriemhild hacia sus parientes de sangre como punto máximo en la ausencia de jerarquización entre los lazos y como cierre aciago del complejo entramado de engaños, traiciones y desgracias desarrollados a través de todo el CN. Dado que si Rüdeger escoge por encima de la triuwe debida a sus huéspedes y a sus parientes por matrimonio la triuwe a sus soberanos, Kriemhild escoge la triuwe a su esposo Siegfried (aun después de su muerte) sobre la triuwe a sus parientes más cercanos.

Y si bien no es posible hablar de un concepto de êre estrictamente definido para las mujeres, se remarca a lo largo del CN la importancia de un posicionamiento social que un buen matrimonio les confiere; motivo por el cual la traición cometida por sus parientes redunda no solo en un gesto de untriuwe hacia Siegfried y en un “abuso de confianza entre familiares” (Millet, op. cit.: 195), sino también en una pérdida de êre que no encuentra retribución más que en la Blutrache de todos aquellos que han tenido parte de algún modo en su pérdida de estatus social.

Por otra parte, el requerimiento de compensación por parte de Kriemhild a través de la venganza no solo exhibe de forma explícita las repercusiones de las acciones y decisiones llevadas a cabo por los personajes a lo largo de toda la obra, sino que pone una vez más en primer plano la cuestión de las responsabilidades eludidas:

 

,,Kriemhilds Gewalthandlung ist Reaktion auf zuvor erlittenes Unrecht. Bei ihrer Rache für vergossenes Blut oder –da ein Personalkreis adligen Standes einbezogen ist- bei der Durchsetzung eines Rechtssanspruchs. Dieser Kontext wird in der Schilderung des Rachevollzugs selbst aufgezeigt: Kriemhild köpft Hagen mit dem Schwert Siegfrieds, also mit der Waffe desjenigen Mannes, der ihrem Gegner zuvor zum Opfer gefallen ist” (Renz, op. cit., p. 177).

 

No obstante, las consecuencias del cumplimiento de esta venganza, que en una primera instancia podría haber sido llevada a cabo desde la legalidad, comporta tanto un impacto sobre los lazos de parentesco más directos, como así también una conducta que recae sobre la êre de los soberanos, ya que podría ser calificada asimismo como untriuwe al faltar al pacto con Dietrich de no dañar a los prisioneros.18

Por otra parte, tanto el cuestionamiento de Dietrich hacia Kriemhild por querer llevar a cabo la Blutrache contra sus propios parientes y su negativa a prestarle ayuda para ello (E. 1902), como el final de descuartizamiento que Hildebrand le depara a la reina -“arcaico castigo para traidores”, en palabras de Millet (op. cit.: 204)- enfatizan una vez más la posición crítica del poeta acerca de la inestabilidad de la triuwe como valor efectivo y la ausencia de êre en la mayoría de los ámbitos, especialmente en lo que respecta a los lazos de parentesco que a lo largo de todo el CN parecen ser los más vulnerados, de forma sistemática, bajo la preeminencia de otras esferas.

El asesinato de Ortlieb podría ser visto, en este sentido, como otro indicio de ello, tanto si se considera que su aparición en la cena con los burgundios se trata de una estrategia de Kriemhild para desencadenar las hostilidades de forma explícita, como si se sostiene la no premeditación en ese acto. Dado que, en cualquier caso, la muerte del inocente no solo supone una afrenta directa a los lazos de hospitalidad que unen a los burgundios con Etzel y un conflicto político con los hunos por el asesinato del heredero al trono sino que, principalmente, la relación de los burgundios con Ortlieb es de parentesco, como remarca Etzel:

 

,,Gevæht er nâch dem küne, /er wirt ein küene man,

rîch und viel edele, / starc und wol getân.

Leb ich deheine wîle, / ich gib im zwelef lant:

Sô mag iu wol gedienen / des jungen Ortliebes hant.

 

Dar umbe bite ich gerne / iuch, lieben friunde mîn,

swenn ir ze lande rîtet / wider an den Rîn,

sô sult ir mit iu füeren / iuwerr swester sun,

und sult ouch an dem kinde / vil genædeclîchen tuon.

 

Und ziehet in zen êren, / unz werde man.

Hât iu in den landen / iemer iht getân,

daz hilfet er iu rechen, / gewahset im sîn lîp” (EE. 1915-1917)

 

(“Si sale a la familia, llegará a ser un bravo guerrero, poderoso y muy noble, fuerte y gallardo. Si me queda algún tiempo de vida, le daré doce países. Así el brazo del joven Ortlieb os servirá de ayuda.

Por ello os ruego encarecidamente, mis queridos amigos, que cuando volváis a vuestra patria, a orillas del Rin, llevéis con vosotros al hijo de vuestra hermana y le mostréis además bien al niño las pruebas de vuestro favor.

Criadle en el sentido del honor hasta que se haga hombre. Si alguien en vuestros dominios os ultraja, él os ayudará a vengaros cuando crezca”).

 

En este contexto, las palabras de Etzel resultan, si no una ironía, al menos una paradoja, al destacar el vínculo que liga la Blutrache a honrar los lazos de sangre. Y una vez más, lo que originalmente podía ser percibido como parámetros éticos y morales dentro de la sociedad se revela, finalmente, o bien como aleatorio, o bien como parte de un cálculo pragmático.

 

 

Inestabilidad de los lazos matrimoniales

 

Si hasta aquí se ha desarrollado la gran inestabilidad que exhiben los lazos políticos y los lazos de sangre como parámetros estables para la organización social en términos éticos y morales, cabría preguntarse si el matrimonio, al considerar el accionar de Kriemhild para vengar la muerte de su esposo, se plantea en el CN como un parámetro sólido y constante de triuwe.

Autores como Devane Brown (op. cit.) y Willson (op. cit.) han subrayado al respecto que tanto en el caso de Hagen como en el de Kriemhild, es posible hablar de una triuwe desmedida hacia una sola persona (en el caso de Hagen, hacia Gunther; en el de Kriemhild, hacia Siegfried) y que “triuwe without measure’ becomes untriwe” (Willson, ibid.: 48).

En este sentido, resulta pertinente recordar las polémicas acerca de la instauración del matrimonio como institución, previas a que el CN fuese asentado, puesto que en el tratamiento de la temática a lo largo del texto es posible conjeturar un posicionamiento que involucra la cuestión de la triuwe y la conformación de parámetros estables:

 

La definición de la naturaleza sacramental del matrimonio no solo predetermina la conclusión de una larga polémica teológica, sino también el triunfo del modelo eclesiástico […] De la problemática antimatrimonial que en el siglo XII utilizó a manos llenas el Adversus Jovinianum de San Jerónimo para describir problemas y contrariedades de la vida conyugal, sólo algunos fragmentos aislados permanecen en el siglo XIII. En cambio, el elogio del matrimonio es un presupuesto insoslayable y a menudo un punto de partida explícito de todo intento de elaborar una moral conyugal. (Vecchio, 2018: 104-5).

 

Teniendo en cuenta esta perspectiva, resulta particularmente significativo no solo que el CN se abra y se cierre con una problematización sobre el amor y el matrimonio vinculados a la desgracia (EE. 15-17 y E. 2378), sino también el uso particular que el texto exhibe en la narración de relaciones amorosas con características de hohe minne, en el cual parece hacerse presente nuevamente un debate sobre el matrimonio que en apariencia se hallaba clausurado.19

Puesto que si se consideran los dos matrimonios de Kriemhild, siguiendo el parámetro de la estrategia narrativa apuntada por Millet, es posible ver que presenta una visión sobre el matrimonio que puede ser entendida como una negativa del poeta a considerarlo una opción válida para organizar o generar vínculos y lazos interpersonales sólidos. En algunos casos (como entre Siegfried y Kriemhild), porque más allá de la mutua elección de los esposos o de las reglas idealizadas por la literatura y la cultura cortesanas, no solo existe el peligro de recaer en excesos de triuwe, sino que el cálculo, las intrigas y el beneficio político prevalecen socialmente, supeditando cualquier otra cosa a ellos; en otros, porque el matrimonio se presenta desde el comienzo como una alianza puramente estratégica: tal es el caso del matrimonio de Kriemhild con Etzel, cuya utilidad para Kriemhild para su venganza resulta prioritaria incluso a expensas de la propia êre mancillada que implica, a su juicio, el matrimonio con un pagano.

Si bien autores como Bekker (1971) circunscriben la aparición de la temática amorosa al matrimonio como posible solución para las “pasiones irracionales” del amor cortés (en consonancia con las admoniciones de la escolástica) y sostienen que

 

[The poet] introduces love in a multiplicity of forms, but that does not mean that these various forms are of great intrinsic interest to him […] The loves may affect individuals directly and in the core of their existence, but they do not directly touch the structure of society in which they exist. This society does not meet its doom because its main characters love or fail to love, but because they have the power to affect the lives of masses of people (p.127).

 

Es posible argumentar, por el contrario, que el poeta encuentra un gran interés en las relaciones amorosas a fin de preguntarse cuál sería el modo más apropiado para “satisfacer las exigencias de una sociedad” en materia del “control de las estrategias familiares” (Vecchio, op. cit.: 104) y que, asimismo, el orden del matrimonio es otro de los tantos lazos en los que se detiene de forma minuciosa (así como en otros relacionados con las nociones de triuwe y vriuntschaft). Dado que, si como apunta Vecchio (op. cit.: 106-7), a lo largo de todo el siglo XIII las prédicas y los teólogos le atribuyen al matrimonio la función de conservar la paz, apaciguar las discordias y generar la concordia social a través de alianzas, en el CN tanto los dos matrimonios de Kriemhild como el de Gunther conducen exactamente a lo opuesto. Del mismo modo, los esponsales celebrados entre Giselher y la hija de Rüdeger no suponen más que otra esfera en la que Rüdeger no puede mantener ni su triuwe ni su êre, insuficiente para generar una concordia o para liberarlo de sus obligaciones.

Frente al ideal postulado por Ute a su hija al comienzo de la obra, en el cual la dicha solo podría llegar a través del matrimonio con un buen caballero,20 se opone el razonamiento de Kriemhild, que parece hacerse efectivo a lo largo de todo el CN y ratificarse en las conclusiones finales, en donde se retoma el motivo de la boda de Etzel y se lo relaciona directamente con el sufrimiento, el dolor y la gran desgracia final:

 

,,Mit leide verendet / des küniges hôchgezît,

Als ie diu liebe leide / ze aller jungeste gît.” (E. 2378)

(“Las bodas del rey habían acabado en sufrimiento; como siempre, el placer engendra, al cabo de todo, dolor”).21

 

 

Reafirmación de la êre guerrera

 

La progresiva suspensión de la importancia de los lazos examinados y de la triuwe que a ellos compete propicia la ocasión de subrayar la preponderancia que en el transcurso de la acción cobra, por encima de otras esferas, el valor de la triuwe de los compañeros de armas. Puesto que a medida que los acontecimientos avanzan y la situación se vuelve más crítica para los burgundios, la concepción de êre guerrera se impone en detrimento de otras consideraciones y valores posibles.

Por una parte, esta exaltación extrema de êre y triuwe guerreras parece tener impacto sobre las jerarquías y protocolos de comportamiento22 que imponen los lazos de vasallaje, como es posible observar en el comportamiento de Volker al negarse a entregar el cadáver de Rüdeger a los hombres de Dietrich (E. 2266), pese a la posición y a los dichos previos de Gunther que, por un momento, pretenden exaltar otra forma posible de triuwe:

 

Nie dienst wart sô guot

Sô den ein vriunt vriunde / nâch dem tôde tuot.

Daz heiz stæte triuwe, / der di kan begân.

Ir lônet im von schulden: / er hât iu liebe getân. (E.2264)

 

(“No hubo jamás homenaje tan bueno como el que rinde un amigo a otro después de su muerte. Eso es lo que llamo lealtad constante, si alguno la puede observar. Justo es que lo honréis ahora, pues él os mostró su amistad”)

 

En este mismo sentido, resulta significativo el inmediato cuestionamiento de Volker a Wolfhart por respetar la prohibición de su señor de abstenerse de la lucha:

 

,,Der vorhte ist gar ze viel,

swaz man im verbiutet, / derz allez lâzen wil.

Daz kan ich niht geheizen / rehten helden mout”.

Diu rede dûhte Hagnen / von sînem hergesellen guot. (E. 2268)

 

(“‘Grande es el temor de quien deja de hacer aquello que le prohíben. Yo no puedo llamar a eso heroísmo’. A Hagen le parecieron buenas estas palabras de su compañero de armas”).

 

Cuestionamiento tal que, como señala Hildebrand dos estrofas más adelante (E.2271), supone un conflicto directo con las obligaciones que unen al vasallo con su señor.

En este episodio específico en el que se desarrolla la problemática acerca del cadáver de Rüdeger es posible observar, asimismo, la suspensión de los lazos de vriuntschaft y triuwe que los burgundios habían mantenido con Dietrich, incluso cuando Dietrich mismo –a pesar de haber sido damnificado por el obrar de los burgundios- siga ratificando su posición de no tomar partido efectivo en el conflicto y de mostrar su triuwe hacia ellos (EE. 2336-7).

Por otra parte, autores como Willson, han remarcado la unidad en el sufrimiento como forma de desarrollo de una idea de comunidad (op. cit.: 46) y, en este sentido, ha interpretado el acto de beber la sangre de los caídos durante el incendio al palacio (EE. 2114-2117) como un modo de alusión a la Eucaristía (Willson, ibid..: 43 y 47). No obstante, si bien existe la posibilidad de considerar este acto en términos cristianos, también cabe destacar que se da en un contexto decididamente profano. En dicho contexto, en el cual la matanza llevada a cabo por los guerreros se encuentra en el centro, esta “comunión” parece, antes bien, hermanar a los guerreros en la desmesura de la batalla y en la supresión de cualquier otro valor positivo más que la propia supervivencia del grupo conformado bajo los términos de êre y triuwe guerreras, como es posible observar en la negativa de entregar a Hagen (EE. 2105-7), en la lucha contra Rüdeger (exceptuando a Hagen y a Volker) y en la lucha contra Dietrich (E. 2338). La posible alusión a la comunión, entonces, debería ser entendida aquí más como una inversión que pone de manifiesto, una vez más, la imposibilidad de generar una comunidad armónica.23

Por todo ello, pese a que el CN exhiba una representación en la cual existe una preponderancia de la triuwe entre compañeros de armas, no parece posible afirmar que el poeta encuentre un valor ético y moral efectivo para la sociedad en la exclusiva exaltación de los parámetros guerreros sino que, también en este caso, se muestra una reflexión crítica acerca de ellos. Cuestionamiento tal que, incluso en las observaciones de teóricos contemporáneos como Arendt (2006), se presenta como un punto de partida posible para comprender el modo en el que los hombres han intentado siempre articular sus lazos, alcanzar la resolución de sus conflictos y lograr una idea posible de comunidad, más allá de las divergencias que es posible establecer entre diferentes épocas y sociedades:

 

Fue la certidumbre de la muerte lo que impulsó a los hombres a buscar fama inmortal en hechos y palabras y lo que les impulsó a establecer un cuerpo político que era potencialmente inmortal (…). Los fuertes sentimientos fraternales que engendra la violencia colectiva han seducido a muchas buenas gentes con la esperanza de que de allí surgirá una nueva comunidad y un “hombre nuevo” (pp. 92-3).

 

 

Conclusiones

 

El CN presenta un mundo desencantado en el que cada acción parece conducir inevitablemente a una desgracia mayor que las anteriores. Un mundo en el que ni los valores que se presentan como tradicionales ni aquellos propuestos como nuevos parecen servir de parámetros éticos y morales estables y todo término o acto parece devenir en su contrario: la celebración en llanto, la triuwe en untriuwe, la vriuntschaft en râche. El poeta no ofrece ante esta problemática una solución didáctica ni un consejo moralizante; se presenta, antes bien, como un agudo crítico capaz de dejar en sus receptores preguntas pertinentes sobre los lazos que atraviesan la sociedad toda, puesto que en su esfuerzo por pormenorizar en cada situación particular el complejo entramado que interviene, se aleja de interpretaciones maniqueas y de responsabilidades meramente individuales sobre los acontecimientos.

Entre todos los ejemplos que podrían ser citados (y aquellos que han sido citados a lo largo de estas páginas), quizá el caso de Rüdeger se constituya como el más paradigmático a los fines de dimensionar hasta qué punto las virtudes de un solo individuo no resultan suficientes para generar un espacio propicio en el cual sea posible el verdadero desarrollo de una êre y una triuwe que no colisionen en algún punto dentro del complejo sistema social de los lazos. En este sentido, cabe destacar que el planteo del poeta no parece conformarse a partir de una cuestión cuantitativa (la cual podría ser resuelta a través del ejercicio de la mesura), sino que se refiere a una inestabilidad que se presenta como constitutiva y estructural en cada uno de los aspectos observados.

Ante tal panorama, tal vez la exhibición de las consecuencias desastrosas hable por sí misma y sea, por ello, el único modo posible de pronunciarse.

 

 

Bibliografía primaria

 

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Bibliografía secundaria

 

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1 En adelante utilizaremos la notación CN para referirnos al texto.

2 Según Pérez García (2000: 169), estas nociones involucraban una amplia gama de servicios prestados al señor, tales como la presencia frecuente en su residencia, el acompañamiento a banquetes y partidas de caza, ayuda en asuntos administrativos, intervención en tribunales de justicia, auxilios pecuniarios, entre otros, pero sobre todo el auxilio militar .

3 Cfr. la perspectiva de Albrecht Classen, con su hincapié en los aspectos emocionales de la amistad en la épica heroica: Classen, 2011: 123.

4 “Él siempre nos fue leal”. Esta y las traducciones restantes al español pertenecen a Lorenzo Criado (2003).

5 “Bienes y honores”.

6 De este último parecer son autores como Müller (2009).

7 Entre ellas la observación del rey de los daneses (E. 298, vv. 2-3):

diss vil hôhen gruozes / lît maneger ungesunt,

Des ich vil wol enpfinde, / von Sîfrides hant.”

(“Por causa de este saludo que tanto le honra […] yace postrado –yo mismo lo he tenido que sufrir- más de un guerrero herido por el brazo de Sigfrido”).

8 ,,In mittelalterlichen juristichen Texten meint der Terminus [Bewîsen] das offenlegen der Umstände einer Gewalthandlung durch alle, die an ihr beteiligt waren oder sich ihrer verdächtig gemacht haben. Insbesondere scheint Verklarung im so genannten germanischen Recht von der verletzen Partei im Falle des Erschlagens des Täters bei handhafter Tat gefordet zu werden, um Rache Rechtmäßigkeit zu verleihen. Auch in den Landfrieden findet sich an verschiedenen Stellen die Forderung, sich über eine begangene Tat zu erklären” (Renz, 2012: 199).

9 Cabe destacar aquí que el traductor, con cierta libertad, consigna “alevosía” para el término untriuwe (compuesto formado por la negación un- y triuwe), aunque el énfasis de la traducción en la inmoralidad del acto no logra dar cuenta de la dimensión que abarca la palabra en tanto concepto, es decir, las implicaciones que una conducta de este tipo tiene sobre los lazos dentro de este sistema social. En este sentido, la deslealtad a la que se refiere el texto podría ser más bien equiparable con la idea de traición.

10 Del mismo parecer son Millet (2007) y Müller (2009). Este último se refiere a la problemática como la “fachada de la cortesía”.

11 Es posible interpretar, antes bien, que los actos de deslealtad y la traición progresivamente se cierran sobre sí mismos hasta el punto máximo de llevar la violencia hacia los parientes de sangre.

12 En esta línea interpretativa se inscriben Gentry (1976) y Weigand (2015).

13 Aunque incluso dentro de esta perspectiva resulte problemático brindar una interpretación del todo satisfactoria para explicar la actitud de Hagen, con la consiguiente implicación de la muerte de Gunther, en su confrontación final con Kriemhild. Cfr. Bekker (1971), Thelen (1997).

14 Recuérdese que en este combate Rüdeger y Gernot se dan muerte el uno al otro (E. 2221).

15 “In spite of this much-mentioned concern for his soul, Rüdiger nevertheless decides in favor of his worldly reputation and thus shows that, even in his case, pagan values outweighed Christian ones. […] He feared that the world (not God!) would hate him if he killed one of the Burgundians” (1960: 19).

16 Cfr. Willson (1960: 40-41).

17 Nótese en este sentido la importancia que Rüdeger le atribuye a las increpaciones del guerrero huno, quien lo acusa de cobarde, en las estrofas 2143-4.

18 En un sentido análogo se pronuncia Renz: ,,Der Vollzug physischen Gewalt zeigt sich am Schluss des Nibelungenlied als Verstoß gegen vorausgehende Absprachen, die zum Ziel haben, den friedlichen Umgang mit dem Gefangenen sicherzustellen” (2012: 178).

19 Si bien es posible contemplar la posibilidad de que este posicionamiento corresponda a estadios previos de circulación del texto, aun en ese caso prevalecería la pregunta acerca de los motivos por los cuales el texto se asienta de este modo, ya que la sistematicidad misma del planteo a lo largo de toda la obra no permite pensar en una mera inconsistencia o resabio de versiones anteriores, sin una significación o importancia en sí mismo.

20 Concepción tal que se repite en boca de Etzel sobre su propia felicidad al escoger a Kriemhild como esposa.

21 El subrayado es nuestro, puesto que aquí cabe destacar que el énfasis puesto en la construcción del texto mismo: tanto la posición evidenciada de final de verso de hôchgezît (boda) como la repetición de leide (sufrimiento) en ambos versos y la proximidad de liebe (gozo) y leide para cerrar el primer hemistiquio del segundo verso. Por otra parte, en cuanto a la traducción al español cabe destacar que se ha optado para este desarrollo e interpretación por “gozo” para el vocablo liebe debido a que, en este contexto particular de la obra, se encuentra más relacionado con el amor y la alegría de la celebración del matrimonio, que a la idea de “placer”, ligada a lo sensitivo antes que a lo emocional.

22 En lo que respecta a los protocolos de comportamiento entre señores y vasallos resulta interesante observar en particular la marcada diferencia entre Hagen y Hildebrand durante la intervención de Dietrich para pedir la rendición de Gunther y Hagen (EE. 2329-2345).

23 A su vez, puede ser entendida como la imposibilidad de retorno al cristianizado mundo cortesano, cuyo signo anticipatorio se encuentra en el gesto de Hagen al arrojar al capellán al agua antes de cruzar el río para llegar a los dominios de Etzel (EE. 1575-6). La polarización entre estos dos “mundos” se vuelve manifiesta, asimismo, en la alusión irónica al término hôhzît (“festejo”), marca característica de la cortesía, en el contexto del desarrollo de las hostilidades (EE. 2219 y 2122).