Desafíos de una traducción
crítica de las obras filosóficas de Juan Duns Escoto
Challenges of a
Critical Translation of John Duns Scotus’
Philosophical Works
carlos.martinez.ruiz@unc.edu.ar
Resumen
El presente artículo tiene por objeto: 1) presentar el
peculiar modo en que Escoto aborda el corpus aristotélico en sus Quaestiones
super; 2) ofrecer una visión de conjunto de su continuo trabajo sobre el
lenguaje filosófico y teológico; y 3) poner en evidencia los desafíos
traductológicos que comporta, a partir de algunos casos testigo.
Con ello pretendo, de una parte, presentar un informe
de la traducción crítica de una serie de obras filosóficas de Juan Duns Escoto
reunidas en tres volúmenes en curso de publicación y, de otra parte, proponer
algunos elementos que considero fundamentales a la hora de definir y elaborar
una traducción crítica.
Palabras clave: Duns Escoto – Univocidad – Traducción – Crítica
Summary
The purpose of this article is: 1) to present Scotus’ peculiar way of approaching the Aristotelian corpus
in his Quaestiones super; 2) to offer
an overview of his continuous work on philosophical and theological language;
and 3) to highlight the translation challenges that it entails, through the
analysis of some examples. In this way, I intend, on the one hand, to introduce
my critical translation of a series of philosophical works by John Duns Scotus gathered in three volumes; and on the other hand, to
propose some elements that I consider fundamental in order to define and
elaborate a critical translation.
Keywords:
Duns Scotus – Univocity –
Translation – Criticism
Recibido: 22/05/2020
Aceptado: 10/08/2020
El trabajo de Escoto en torno a la univocidad del
concepto de ente hasta fijar su posición definitiva se inició en Oxford, se
extendió durante al menos quince años (1288-1303) y puede ser dividido en tres
fases: La primera comienza con el estudio de la logica nova (1280-1288)
y los cursos que dictó sobre el organon primero y la Metafísica
después en 1290, que dieron origen a una serie de obras que Escoto denominó Parva
logicalia y a las Quaestiones super Metaphysicam Aristotelis (QSMA).
En la segunda fase, el fraile escocés emprendió una revisión de todo ese
trabajo, que dio lugar a una segunda redacción o revisión de QSMA IV,1 (ca.
1292) y se refleja en las Quaestiones super De anima Aristotelis (QSDA,
1293). En la tercera fase, finalmente, resolvió todas las objeciones (ajenas y
propias) a la univocidad del concepto de ente, en el marco más amplio de un
verdadero giro copernicano de su filosofía. Esta fase comienza en Lectura I,
d.1 (1298, Oxford), se extiende a Ordinatio I, d.3 y d.8 (1301, Oxford),
y culmina en la Collatio parisina (CP) 24 (1301, París).1
Estoy a
punto de completar una traducción crítica al español de todas las obras en las
que se ha ido plasmando este proceso, cuyo impacto, según la confesión del
mismo Escoto, fue interpretado por sus colegas como la destrucción de la
metafísica. El resultado son tres volúmenes acogidos en la Colección doblefilo
de la Editorial Eduvim (Villa María), de los cuales el primero (DM1) ha sido
publicado, el segundo (DM2) estaba a punto de publicarse cuando sobrevino la
pandemia del COVID 19 y el tercero (DM3) todavía está por terminar. El
siguiente cuadro presenta el elenco de las obras incluidas en cada volumen:2
DM1 |
DM2 |
DM3 |
QSIP 1-12 QSMA VII,18 |
QSPA 4 QSMA IV,1 CP 24 |
Ordinatio I, d.3. |
Desde
su primera obra, las Cuestiones sobre la Isagoge de Porfirio (QSIP),
Escoto se destacó no solo por innovar el trabajo curricular in artibus
sobre las obras de Aristóteles, sino también por construir un tipo de texto y
un tipo de lenguaje a la altura de las exigencias filosóficas de la tarea
emprendida en los denominados Parva logicalia. Esa preocupación,
sostenida a lo largo de toda su obra académica, caracteriza su estilo de
trabajo, al tiempo que complica en muchas ocasiones la lectura y plantea
numerosos desafíos a una traducción que quiera respetarlo y reflejarlo.
En
estas páginas me propongo: i) presentar el modo en que Escoto aborda el corpus
aristotélico; ii) ofrecer una visión de conjunto de la continua revisión a la
que sometió sus propias obras; y iii) poner en evidencia los desafíos
traductológicos planteados por el lenguaje filosófico de Escoto y por la
sintaxis de sus textos, mediante algunos casos testigo.
A pesar de los
cruciales avances verificados en la reconstrucción de la biografía de Escoto y
en la datación de sus obras desde mediados del siglo XX hasta nuestros días,
aún no ha resultado posible establecer una cronología completa y definitiva con
la que todos los estudiosos acuerden. La resolución de este problema resulta
fundamental para toda reconstrucción racional de su pensamiento, habida cuenta
de que este extraordinario filósofo escocés no compuso ninguna obra que lo
sistematizara, sometió casi todas a una continua reescritura y revisión, dejó
varias inconclusas, ninguna publicada, y falleció antes de terminar la célebre ordinatio de la más importante. Sin que sea
esta la sede para presentar las hipótesis en conflicto ni los argumentos que
validan aquellas que he dado por firmes y que este trabajo refleja y supone,
voy a remitirme a los estudios introductorios de DM1 y DM2.
Características
generales de las obras de Escoto sobre el organon aristotélico,
denominadas Parva logicalia
Juan
Duns Escoto fue uno de los pocos autores medievales que abordaron
curricularmente el organon aristotélico casi en su totalidad,
abandonando, sin embargo, el género del comentario. Todas estas obras
fueron redactadas y publicadas durante la primera de las fases a las que me
referí, en el transcurso de su primer año de teología (1290) en el siguiente
orden:
Quaestiones
in Librum Porphyrii Isagoge (QSIP).
Quaestiones super Praedicamenta Aristotelis (QSPA).
Quaestiones in Primum Librum Perihermeneias Aristotelis (QSPH1).
Quaestiones in Secundum Librum Perihermeneias Aristotelis (QSPH2).
Notabilia
super Topica Aristotelis.
Notabilia
super Metaphysicam Aristotelis.
Quaestiones
super librum Elenchorum Aristotelis (QSEA).
Quaestiones
super libros Metaphysicorum Aristotelis (comienzo) (QSMA).
Las Observaciones
sobre los Tópicos y la Metafísica son dos textos breves descubiertos
hace relativamente poco por Giorgio Pini. En la primera de estas obras hallamos
una referencia del mismo Escoto a un comentario sobre los Primeros
Analíticos del que hasta hoy no se conocen códices, pero cuya autenticidad
es plausible (Escoto, 2017; Pini, 1996,1 1996,2 1999).
El modo
en que Escoto trabaja sobre estos textos es distinto del corriente. Ya hacia
1260 el género del comentario filosófico había evolucionado de modo notable,
cuando autores como Martin de Dacia o Pedro de Auvergne comenzaron a interpolar
un mayor número de quaestiones que interrumpen la exposición del texto
mediante el señalamiento de algunos dubia circa litteram (Porphyrii /
Aristotelis). Desde entonces, los comentarios filosóficos desarrollaron grados
de complejidad creciente. Uno de los problemas fundamentales con relación al
género —no abordado por los estudiosos— es su efectiva denominación (por ejemplo, Marenbon, 1993). Este tipo de obras despliega una relación con el
texto de referencia imposible de definir taxativamente como “comentario”. En
tal sentido, el acceso a un texto o a una doctrina mediante quaestiones
—método asumido por Escoto en los Parva logicalia— supone y refleja, al
mismo tiempo, la compleja evolución de la quaestio como género
filosófico y como práctica académica en la universidad del siglo XIII. Las
denominadas Quaestiones super de finales del siglo XIII, en efecto, se
despegan cada vez con mayor evidencia tanto de la práctica académica como del
comentario exegético y complejizan notablemente el esquema original de la quaestio
(pregunta, argumentos pro, argumentos contra, respuesta,
solución de los argumentos contra); suman subcuestiones a la cuestión
principal, subargumentos a los argumentos pro y contra,
contraargumentos a las conclusiones provisorias, etc.
El
joven artista Juan Duns Escoto conoció a través de sus maestros en el studium
franciscano de Oxford (Simón de Faversham, Andrés de Cornwall, Guillermo de
Bonkes, Guillermo de Chelvestun, etc.) la práctica de abordar la Isagoge
de Porfirio y las obras de Aristóteles mediante quaestiones. Pero se
destacó entre ellos por la altura analítica que alcanzó en la adopción y el
desarrollo de este género, que comienza a probar desde los Parva logicalia
y que no cesa de perfeccionar hasta adquirir un notable dominio, no reductible
al mero virtuosismo respecto de la familiaridad con un género, sino al trabajo
sobre las propias prescripciones metodológicas y a la definición, a la crítica
y a la articulación de las propias tesis. Según Robert Andrews, se trata de un
nuevo formato (yo diría que se trata más bien de un verdadero y propio género)
distinto de la lectura, la expositio, el commentarius, la postilla
y la sententia, o al menos de una evolución al interior del
comentario filosófico (Andrews, 1999: 108).
Los Parva
logicalia de Escoto no parecen haber suscitado interés en su momento: el
manuscrito más antiguo que actualmente se conoce data de 1325, es decir que fue
copiado veinte años después de su muerte. Este grupo de obras muestran por qué
desde el inicio de su carrera pudo haberse granjeado el mote de subtilis.3
La redacción característica de sus textos, como veremos, tampoco ayudó. El
hecho es que, desde mediados del siglo XIV, los mismos “escotistas” prefirieron
leer sus teorías indirectamente, a través de la presentación de Antonio Andrés,
un discípulo aragonés apodado Scotellus que se tomó el trabajo de
resumir y explicar los tratados lógicos de su maestro.4
Muchos siglos después, el interés de los estudiosos provenientes de la
filosofía analítica, de la lógica y de los especialistas en Escoto, motivó, a
partir de los años 80 del siglo pasado, una atención sostenida a los Parva
logicalia.
El
trabajo de Escoto sobre su propio texto
Juan
Duns Escoto revisó de modo prácticamente incesante todas sus obras, ya sea de
su propia mano, ya sea mediante la ayuda de diversos socii. Según la costumbre
de los maestros universitarios, en efecto, el escocés siempre dispuso de
secretarios, como Tomás en Oxford y Guillermo de Alnwick en París, así como de
ayudantes ocasionales, que ordenaban, disponían, pasaban en limpio o
simplemente copiaban el material preparado o seleccionado por él. Las
referencias de varios copistas a un manuscrito que denominaron liber Scoti
nos han permitido reconstruir su sistema de trabajo. El principal es el
amanuense del códice Asís, Biblioteca comunale 137, que tuvo el liber
Scoti en su poder y reprodujo numerosos fragmentos in margine,
siguiendo las indicaciones precisas del mismo Escoto. Ese libro contenía
apuntes autógrafos del maestro, con anotaciones y reenvíos propios e
instrucciones para los encargados de ordenar y copiar sus textos.5
También se hallan registros de esta actividad gracias a los copistas de los
códices Vaticano, Biblioteca Apostolica, Lat. 876 y Cracovia, Biblioteka
Jagiellońska 1605. La redacción de estas obras en el interior de la
universidad, como sabemos, en algunas ocasiones precedía al dictado de clases
y, en otros casos, procedía de estas. Durante este proceso y, sobre todo, una
vez completado, Escoto acumulaba notas en ese manuscrito que siempre llevaba
consigo y sobre cuyo texto realizaba correcciones y observaciones entre líneas,
al margen, o en folios aparte, de su puño y letra. Tanto sus secretarios como
los copistas posteriores debían seguir esas indicaciones para asegurarse de que
las correcciones del maestro quedasen consignadas en todas las copias
existentes. La revisión permanente de sus obras, en efecto, es una de las
características más salientes del trabajo de Escoto, aunque no siempre logró
completarla.
El caso
más conocido para ilustrar lo dicho es la Ordinatio de su trabajo sobre
los cuatro libros de las Sentencias. Este ambicioso proyecto, que
comportaba una verdadera y propia refundación filosófica de la teología, dio
inicio en 1298 con la Lectura I y quedó inconcluso. Según el uso
académico, los cuatro libros sobre las Sentencias han llegado hasta
nosotros en cuatro géneros diversos. Ante todo, tenemos la Lectura, cuyo
texto corresponde a los apuntes preparados por Escoto para el dictado del curso
sobre cada libro; las Reportationes son, por lo general, apuntes de
clase tomados por los estudiantes; las Abbreviationes y los Compendia,
por último, son distintos tipos de apuntes y resúmenes sugeridos por Escoto ya
sea a sus secretarios como a algún estudiante, cuya aprobación se reservaba.
Todo este material, además de sus anotaciones personales, servía a la ordinatio
del trabajo realizado. Así, por ejemplo, del Libro I tenemos:
1. La Lectura de Escoto, redactada en Oxford para
el primero de los cursos que impartió sobre este libro (ed. Vaticana,
XVI-XVII).
2. Las Reportationes Parisienses IA (examinata), IB, IC, ID y IE, originadas en la Lectura que
Escoto realizó en París del mismo libro.6
3. Las Additiones magnae (de su secretario Guillermo de Alnwick), también compuestas en París.7
4. La Ordinatio, iniciada
en Oxford y retomada en París (ed. Vaticana, II-VI).
Cabe aquí hacer
dos observaciones. La primera se refiere a la Reportatio
examinata IA. A partir del análisis del códice
Viena, Österreichischen Nationalbibliothek
1453, Stephen Dumont ha demostrado que el arreglo de
su texto pone en evidencia que no se trata de los apuntes de un estudiante,
como en las otras reportationes, sino del
trabajo de un secretario. La expresión examinata,
además, no indica que Escoto haya examinado y aprobado la Reportatio,
sino que responde a un requisito de los Estatutos de la Orden Franciscana, en
virtud del cual la publicación de una obra nueva dependía del examen y la
aprobación de las autoridades designadas a tal efecto. Como responsable y autor
del texto, Escoto estuvo presente durante el proceso, probablemente a cargo del
ministro provincial de Francia (Dumont, 2018: 401).
En segundo lugar, y sin perjuicio de lo dicho anteriormente, la Ordinatio no es una mera revisión o puesta en
orden de la Lectura, sino un texto nuevo.
Voy a
referirme, sin embargo, a otro caso menos conocido, pero no menos relevante:
las QSMA. La redacción de esta obra demandó a Escoto mucho tiempo (desde 1290
hasta 1308, año de su muerte), no solo debido a su extensión, sino, sobre todo,
por las permanentes revisiones a las que fue sometida. El texto que ha llegado
a nosotros, por tanto, no presenta un trabajo acabado y pulido, sino muy
confuso en muchos lugares, e incompleto, ya que termina abruptamente en el
Libro IX. Contra la opinión generalizada, los editores de la obra establecieron
en 1997 que las QSMA no fueron redactadas en un mismo período del itinerario
académico de Escoto, basados en sólidos argumentos de crítica externa (Escoto, 1997,1 19972). Varios años después, Giorgio Pini añadió argumentos
de crítica interna y demostró que el texto transmitido por la tradición
manuscrita de las QSMA es en realidad el resultado de varias fases de
elaboración (Pini, 1998:
72-73,97 y 108-109; 2002; 2013: 359-362). La crítica permitió descubrir, finalmente, que
durante casi dieciocho años Escoto no cesó de añadir textos a su primera
versión, tachar y/o eliminar textos existentes, intercalar observaciones
personales e incluso acumular tratamientos alternativos de un mismo tema sin
aclarar cuál debería preferirse. Y todo ello sin someter su trabajo a una
revisión final y dejándolo inconcluso. Esta intrincada historia redaccional afecta
notablemente la estructura misma de las cuestiones, de la que los editores no
han dado cuenta. Para ilustrar lo dicho, tomaré dos traducidas en la colección:
una dedicada al estatuto de los universales y otra a la univocidad de la
intención ‘ente’.
En QSMA
VII,18 (Utrum universalis sit aliquid in rebus) hallamos dos importantes
adiciones posteriores del mismo Escoto al texto original. La primera tiene una
extensión de tres parágrafos, en los que suma a las ya existentes otras tres
consideraciones contrarias a la tesis de Pedro de Juan Olivi, para quien anima
sola facit universalem:
34. A estas
razones podría decirse que, si bien el objeto es naturalmente anterior al acto
[intelectivo], no hace falta [decirlo] necesariamente del objeto, sobre todo cuando
no se trata del modo conocido, sino del modo en que se conoce; sobre todo si el
objeto solo existe al mismo tiempo que el acto, como afirma Avicena del
universal.
35. Contra: de
ser así, entonces, no habiendo ninguno que lo piense, no habría universal
alguno en acto y, por lo mismo, no habría ciencia habitual de ningún objeto
universal en acto.
36. Además,
[si] el objeto, en cuanto anterior al acto, no es entendido bajo este modo;
entonces o lo será bajo el [modo] opuesto, o bajo ningún otro modo, puesto que,
por ser objeto, se halla determinado por algún modo (Martínez Ruiz 2019:
128-129).
Algo
más adelante, al término de su extensa solutio (en §§38-46), hallamos
otra adición, que presenta un resumen muy bien logrado de su propia respuesta:
Como puede
deducirse de sus dichos en esta cuestión, además de la intención
‘universalidad’, que es una intención segunda o relación de razón en el
predicable respecto de aquello de lo que es predicable, hay un triple
universal. Uno es el universal negativamente dicho, que es la naturaleza en sí,
tomada absolutamente: en este sentido dice Avicena de la humanidad que no es ni
universal ni particular. Y se dice negativamente universal aquel que no es
naturalmente apto para devenir universal completo bajo esa razón. El segundo es
el universal privativamente dicho, que es la naturaleza en cuanto determinada
en el individuo, ya que puede devenir universal completo mediante el
entendimiento agente. El tercero es el universal contrariamente dicho, que es el
universal completo, abstraído de la determinación por el entendimiento. Y se
dice contrariamente a la diferencia de la naturaleza en cuanto determinada a la
singularidad, dicha en ese caso privativamente universal, porque es
naturalmente apta para devenir universal o indeterminadamente en acto. Este
tercer universal tiene ser objetivamente en el entendimiento y no
subjetivamente por necesidad. Objetivamente —digo— no en acto sino en hábito, o
no en acto segundo necesario, sino en acto primero. Pero el universal según los
dos primeros modos, es en la cosa; lo cual resulta en sí mismo evidente, aunque
en uno y otro modo. El modo en que el tercer universal es en la cosa también es
evidente, aunque no bajo el mismo ser bajo el que se dice universal (Martínez Ruiz,
2019: 133-134).
Se
trata de una adición característica del liber Scoti. Puede tratarse de
una abbreviatio del propio Escoto transcrita por un copista a solicitud
suya, o bien realizada por uno de sus secretarios o estudiantes, aprobada por
él y seleccionada para ser interpolada en un lugar preciso. Eso explicaría el
uso de la tercera persona, aunque no de modo concluyente, ya que no es raro que
Escoto ofrezca sus propias opiniones en tercera persona (al igual que Ockham).
Más
notable todavía, sin embargo, es el caso de QSMA IV,1 (Utrum ens dicatur
univoce de omnibus, publicada en DM2, cuyo texto llegó hasta nosotros en un estado tan abigarrado
que resulta del todo incoherente. Además de incurrir en manifiestos problemas
estructurales, Escoto parece negar en un pasaje lo que afirma en otro. Todo
esto llevó en su momento a los editores a hablar de un “caos metafísico” del
que no pocos autores se hicieron eco (Escoto, 19971: xxviii-xxxvii). Giorgio Pini resolvió el enigma reconstruyendo el proceso redaccional
de la quaestio para demostrar que el texto transmitido de manera plana y
uniforme por la tradición manuscrita en realidad fue el resultado de al menos
dos etapas de composición diferentes (Pini, 1998: 353-368; 2002; 2005; 2013: 359-384.8 En efecto, en 1290, apenas terminados los Parva
logicalia, Escoto redactó una primera versión de esta quaestio que
prácticamente replica el texto de QSPA 4, traducida en el mismo volumen (Utrum
ens sit decem predicamenta univocum). En ambas cuestiones su respuesta
había sido negativa y sostenía la equivocidad del concepto de ente. Pero dos
años más tarde interpola (no añade) al texto de QSMA IV,1 nada menos que
veintisiete parágrafos en los que argumenta a favor de la univocidad. Esta
extensa y prolija intervención documenta el primer estadio de la revisión de su propio punto de vista
sobre la univocidad del concepto de ente, sobre la base de una atenta
reconsideración de algunos pasajes claves de la Isagoge de Porfirio, de
las Categorías y de la Metafísica de Aristóteles y, sobre todo,
de la Metafísica de Avicena. Curiosamente, en lugar de redactar un texto
nuevo, Escoto eligió el texto original de QSMA IV,1 para interpolar en él su respuesta
a las objeciones más fuertes contra la univocidad que había desarrollado en los
Parva logicalia.
Una
serie de anotaciones marginales tanto de los copistas como de los perplejos
lectores de Escoto dan testimonio de la confusión a la que dio lugar el modo en
que fue transmitido el texto de la quaestio. Así, por ejemplo, justo
antes del comienzo de la Solutio (QSMA IV,1,70) hallamos las siguientes:
Cambridge,
Bibliotheca Peterhouse 64 (alia
manu): «Esta no es la opinión de este Doctor, como resultará evidente a
quien preste diligente atención».
Erfurt,
Amplon 4291: «Opinión propia, que ya no mantiene. Adviértase, además,
cómo sostiene la analogía. Sin embargo, en otra parte sostuvo la univocación
que en otras [obras] explicó más ampliamente. Adviértase, además, las
soluciones de los argumentos que prueban la univocidad más hacia el final, a lo
largo de toda la columna».
Münich,
Bayerische Staatsbibliothek CLM 4291 (alia manu): «Respuesta a la
cuestión que no mantuvo en las Sentencias».9
En fin,
la reconstrucción del proceso redaccional de QSMA IV,1 ha permitido distinguir
tres fases en el posicionamiento de Escoto respecto de la univocidad del
concepto de ente, documentadas en DM1,2 y 3:
1. En QSPA 4 y QSPA 15 se pronuncia a favor de la
equivocidad y en contra de la analogía.
2. En QSMA IV,1 propone nuevos argumentos a favor de la
equivocidad. Además, añade dos argumentos de Avicena y una confirmatio a
favor de la univocidad (§§ 31-35;
38-39; 46), pero para impugnarlos.
3. En las adiciones posteriores a dicha cuestión (QSMA
IV,1*) realiza dos operaciones decisivas: en primer lugar, reconsidera varios
de los problemas relativos a la univocidad que habían quedado sin resolver. En
segundo lugar, responde a las principales objeciones contra la univocidad que
él mismo había dado por concluyentes en §1 y §2. De este modo deja sentadas las bases para la versión definitiva de la
tesis, plasmada en Lectura I,3 primero y en Ordinatio I,3
después.
Asumiendo
inevitables riesgos, en DM2 he optado por desacoplar la revisión de Escoto del
texto original de QSMA IV,1, presentando ambos textos por separado y dotando a
cada uno de una sigla propia (QSMA IV,1 y QSMA IV,1*) para facilitar las
referencias internas en los tres volúmenes. Esta opción permite, de una parte,
facilitar la lectura de la primera redacción, cuya estructura y contenido son
perfectamente coherentes, y, de otra parte, apreciar la naturaleza de los
cambios introducidos por Escoto en las adiciones posteriores. De todos modos,
como la interpolación no se verificó en un solo lugar sino a lo largo de toda
la cuestión, se vuelve necesario remitirse en cada caso al índice disponible al
final del volumen, para poder visualizar mejor el lugar en que se insertan las
adiciones.10 En el siguiente cuadro presento
ambos índices sinópticamente para que pueda apreciarse mejor el trabajo de
Escoto y la estrategia de publicación:
QSMA
IV,1 |
QSMA IV,1* |
I Argumentos a favor (1-16). II Argumentos en contra (17, 20, 21,22). III Solución de la cuestión. III.1. Argumentos de Avicena a favor de la univocidad
(31-35.37-39.46-49). III.2. Objeciones contra la univocidad del concepto de
ente y respuestas. Primera objeción (50). Segunda objeción (54). Tercera objeción (57). Cuarta objeción (62). Respuesta (63). Quinta objeción (64). Respuesta (65). Sexta objeción (66). Respuesta (67). Séptima objeción (68). Respuesta (69). IV Solución de la cuestión (70). V Respuesta a los argumentos principales (71-85). VI Respuesta a los argumentos a favor de la opinión de
Avicena (86-90). |
(II) Argumentos en contra (18*–19*. 23*–26*). (III) Solución de la cuestión. III.1. Una opinión y su refutación (27*-30*). III.2. Argumentos
de Avicena a favor de la univocidad (36*. 40*-45*). III.3. Respuestas a las objeciones contra la univocidad
del concepto de ente. Rtas. a la primera objeción (51*-53*). Rtas. a la segunda objeción (55*-56*). Rtas. a la
tercera objeción (58*-59*). Rtas. a la
cuarta objeción (60*-61*). |
La
redacción de Escoto: algunos casos testigo
Quedan
por referir, para terminar, algunos aspectos lingüísticos y lexicográficos de
las obras filosóficas de Escoto, característicos de un notable trabajo para
poner el lenguaje al servicio del mayor grado de precisión conceptual posible.11
Esa preocupación, que paradójicamente complica la lectura de sus textos, se
inscribe en la joven tradición del studium franciscano de Oxford, que
promediando el siglo XIII se dirige decididamente hacia una suerte de
refundación filosófica de la theologia. Lo cierto es que, desde sus
primeras obras, a Escoto le interesa más el rigor analítico que la corrección
de la sintaxis y la consistencia lógica más que el ordo disciplinae;
prefiere, por así decirlo, la precisión conceptual a la claridad de la
redacción. Renunciando abiertamente a todo cuidado estilístico, no solo en los
textos elaborados para el dictado de clases (Lectura), sino en todas sus
obras, Escoto no escribe para estudiantes sino para sí mismo, a lo sumo para
colegas o pares, razón por la que no cesa de dar por supuestos muchos
conocimientos necesarios.12 Todo lo contrario a Tomás de
Aquino, por ejemplo, quien debe ser considerado un experto en el ordo
disciplinae al que quiso someter sus escritos desde su juventud.13
Esto se refleja en abundantes repeticiones y, sobre todo, en continuas
omisiones y lagunas no verificables en el texto de un autor a quien le preocupe
facilitar la comprensión además de la exactitud de sus argumentos. Veamos
algunos ejemplos.
En QSIP
12,22 Escoto responde a un argumento inicial según el cual ‘ente’ es universal
y, sin embargo, no se identifica con ninguno de los predicables listados por
Porfirio en la Isagoge. La razón que aduce para impugnarlo es la
siguiente:
Dicendum
quod ens est aequivocum, ideo non praedicatur, id est, prae alio dicitur, quia
quod est prius alio est univocum. Ideo nec est universale.
Ha de
decirse que ‘ente’ es equívoco, y por eso no “es predicado”, esto es, no “se
dice antes que otro”, ya que lo que es anterior a otro es unívoco. Luego
tampoco es universal (Martínez Ruiz, 2019: 114).14
Leído
de modo aislado, el argumento es incomprensible, o al menos inútil,
precisamente, porque supone demasiado. En este caso se trata de la aplicación a
la lógica de la etimología del sintagma “ser predicado”, presentada en QSPA
9,14:
Sed ad
quaestionem tunc est dicendum quod regula est vera, quia per se datur de
secundis intentionibus, sicut logicus debet loqui, et sumendo ‘praedicari’
proprie, quod est prae alio dici (Escoto, 1999: 331).
Según
Escoto, en efecto, el sintagma “ser predicado” (praedicari), núcleo de
la noción de universal, no significa simplemente “ser dicho” (dici),
sino prae alio dici [énfasis propio], esto es, “ser dicho antes que otro”, toda vez que la preposición prae
(“ante”, “por encima”, “delante”, “antes”), que aquí opera como prefijo,
significa tanto anterioridad como preeminencia. Por más que esta original
etimología (prae + dico) sea espuria, su sentido lógico es correcto:
“ser predicado” significa “preceder / anteceder al sujeto en un
enunciado”. Ahora bien, para entender lo dicho acabadamente, así como para
entender el modo en que opera al interior de la argumentación referida, resulta
imprescindible conocer la distinción entre praedicatio signata y praedicatio
exercita, que Escoto da por descontada y no explica. Se denomina exercita
a una predicación de primer orden efectivamente llevada a cabo; mientras que la
predicación signata es la descripción de segundo orden de una
predicación realizada. La primera se realiza mediante el verbo ‘ser’, mientras
que la segunda no lo incluye y, en consecuencia, no es una predicación real,
sino el signo y el nombre de una predicación real (por eso se la denomina signata).
Así pues, según Escoto, enunciados del tipo ‘el género se predica de la
especie’ no son predicaciones reales de primer orden en las que se afirma algo
de un objeto extramental, sino signos o descripciones de predicados de primer
orden tales como ‘hombre es animal’. De esta manera, toda predicación realizada
puede ser reemplazada por una predicación signada, en orden a evitar
paralogismos (sobre todo la falacia de accidente). Esta distinción resulta
clave para el análisis escotista de la predicación intencional, uno de los
intereses principales de los Parva logicalia en general y de QSIP, QSPA
y QSEA en particular.
Solo
llenando esta laguna podemos entender por qué, según Escoto, «lo que es
anterior a otro es unívoco»: se trata, exactamente, de lo que sucede en la
predicación signada, lógicamente superior a la predicación realizada. Así, por
ejemplo, a diferencia de lo que sucede en el enunciado ‘Juan es hombre’, en el
enunciado ‘hombre se predica esencialmente de Juan’ el predicado ‘hombre’
precede a ‘Juan’ no solo lógica, sino sintácticamente. Se trata, como puede
apreciarse, de una suerte de aplicación brutal del principio de economía,
conocido en los siglos XIII y XIV no como la navaja de Ockham, sino como
la regula Scoti.
Otro
ejemplo de la parsimonia característica del lenguaje de Escoto se halla en QSMA
IV,1,11:
Ideo “principia
sempiternorum maxime sunt vera”, quia aliis sunt causa veritatis. Sed sicut ad esse, sic ad verum; ergo si comparantur in
veritate, compatibilia sunt in entitate [énfasis propio].
Por eso
“los principios sempiternos son máximamente verdaderos”, ya que son causa de la
verdad de los otros. Ahora bien, como [cada uno se relaciona] al ser, así [se
relaciona] a la verdad. Por lo tanto, si se comparan en la verdad, son
comparables en la entidad (Martínez Ruiz, 2020).
La expresión
contraída de Escoto: sicut ad esse, sic ad verum se remite
al texto de Aristóteles
Metafísica I,1, 993b 30-31 (AL XXV/2: 37). El texto de Escoto suena más
cercano al de las Auctoritates Aristotelis: “Unumquodque sicut se habet ad entitatem, sic se habet ad veritatem” (Hamesse 1974:
118).15 Escoto refiere esta misma idea
casi en los mismos términos en QSDA 21,21:
et subdit quod “prima principia oportet esse verissima,
quia sunt causae veritatis in aliis”, quod non sequitur nisi veritas diceretur in utrisque univoce; sed subdit: “sicut se habent ad ese, sic ad veritatem (Escoto, 2013: 215).
Quisiera
presentar ahora una selección de casos que permitirán apreciar algunas de las
dificultades corrientes planteadas por los textos de Escoto para su traducción,
ya sea por la complejidad de los términos filosóficos empleados como por la
oscuridad de su redacción.
QSIP
1,9. Contra: Si ‘el método del saber es ciencia’ es verdadera de algún modo,
por ser una predicación en abstracto, será predicación por sí en el primer
modo. El consecuente es falso, luego el antecedente también. La consecuencia
resulta evidente, porque toda predicación en abstracto es esencialmente verdadera.
La falsedad del consecuente es evidente, porque en la comprensión del
sujeto no está incluido el predicado (Martínez Ruiz, 2019: 62).
En este
caso, y en todos los que coinciden en el contexto, traduzco intellectus
como participio presente de intelligo y lo vierto como “comprensión”,
referido al contenido intelectual del término sujeto. Me baso para ello en la
traducción latina de Peri Hermeneias 1,3, 16b 20-21 (AL II/1,7): “et
significant aliquid – constituit enim qui dicit intellectum, et qui
audit quiescit…”, resumida por las Auctoritates Aristotelis como: “significare
est intellectum constituere” (Hamesse, 1974: 305).
Este
texto nos ofrece otro ejemplo del principio de parsimonia al que Escoto somete
su escritura. En efecto, el enunciado “toda predicación en abstracto es
esencialmente verdadera” funciona si y solo si se supone la cláusula [en
caso de que sea verdadera], que el maestro escocés da por sobreentendida.
El
siguiente es un texto oscuro, para cuya traducción me he visto obligado a
disentir, como en varias ocasiones, con la lección escogida para la edición
crítica:
QSIP
8,15. Por eso y sobre la base de la razón propuesta más arriba contra la
opuesta a la cuestión, ha de decirse que ‘universal’ se predica unívocamente de
los cinco [predicables] (Escoto, 1999: 37; Martínez Ruiz 2019: 90).
Edición Crítica (ABFGHKN) |
DLQR |
Propter hoc ad rationem suppositam ad oppositum
quaestionis dicendum quod universale praedicatur univoce de istis quinque. |
Propter hoc et rationem supra positam, ad oppositum quaestionis dicendum quod universale
praedicatur univoce de istis quinque. |
Entiendo
que la lección elegida por los editores es demasiado oscura para ser viable,
por esa razón he preferido la de los cuatro códices rechazados, que es
coherente y se compadece perfectamente con el argumento al que alude Escoto (ratio
supra posita):
QSIP 8,9:
Ad oppositum: Universale
praedicatur secundum nomen et rationem; ergo univoce. Consequentia patet per Aristotelem in
principio Praedicamentorum. Antecedens est manifestum, quia quodlibet istorum est “aptum natum dici de pluribus”; per quod definitur universal, I Perihermeneias.
A favor
del argumento opuesto: ‘Universal’ se predica [de los cinco predicables] según
su nombre y su razón. Luego, [se predica] unívocamente. El consecuente es
evidente a tenor de Aristóteles en Categorías. El antecedente es
evidente porque cualquiera de ellos es «naturalmente apto para ser dicho de
muchos», tal como se define al universal en Sobre la interpretación 1 (Escoto, 1999: 35; Martínez Ruiz, 2019: 88-89).
El
texto de CP 24, traducida en DM2, presenta muchas dificultades de este
tipo. De esta obra no contamos todavía con una edición crítica, sino con las
transcripciones de dos manuscritos: Londres, British Museum Library 2969
(H) y Cambridge, Peterhouse College 2–4–3 (B), publicadas, respectivamente por Charles
Reginald Harris (1927: 371-378) y por Karol Balič (1929: 212-217).16
Balič sigue el texto de B, enmendándolo en algunas
ocasiones con otro manuscrito: Cambridge, Merton College 90 (O). Finalmente, Olivier Boulnois (1998: 297-307)
tradujo CP 24 junto a otros textos a partir de la transcripción de Balič, efectuando numerosas y necesarias enmiendas al texto
latino, con base en el códice seguido por Harris (H). Por lo general, he
mantenido las correcciones de Boulnois a B, salvo en algunas ocasiones, como
podrá apreciarse en los dos últimos casos seleccionados.
CP
24,3: Si respondeatur, quod ille conceptus, qui dicitur unus, non dicitur unus
simpliciter, sed secundum quid, scilicet aggregatione, quia continet duos
conceptus, licet no percipiantur distincte ab intelectu. Contra: si sint duo conceptus, ille unus de quo est certus, iam non esset certus
de uno conceptu, sed de duobus, et ita esset certus
et non certus.
Si se
respondiera que el concepto que se dice uno, no se dice simple sino
relativamente uno, a saber, por agregación, ya que contiene dos conceptos,
aunque no sea percibido de modo distinto por el entendimiento. Contra: si
fuesen dos conceptos, aquel uno del que se está cierto17
ya no sería certeza de un concepto sino de dos; y de este modo sería cierto y
no cierto (Balič,
1929: 212-213; Martínez Ruiz 2020).
Aquí
tenemos un caso típico de la compleja sintaxis de Escoto: la primera oración,
condicional (si respondeatur…), carece de consecuente. Le sucede
abruptamente la respuesta de Escoto a esa eventual objeción (Contra…).
En efecto, la primera condicional exige una coordinación del tipo “Si se
respondiera que… habría que responder, a su vez, que…”. El caso es
frecuente en aquellos apuntes de Escoto, redactados sin demasiadas
pretensiones, en vistas a ser completados al momento de la exposición oral (collatio),
o bien reportados de una exposición ya realizada. Más allá de la manifiesta
laguna redaccional, el argumento transcrito irrumpe en el entramado de
argumentos contrarios y a favor. Boulnois observa que no responde a nada y
conjetura que estaría faltando la respuesta intermedia de Escoto a favor de la
univocidad, a partir de la certeza del concepto de ente (Boulnois, 1988: 298).
En mi
opinión, el argumento se refiere a la tesis de Enrique de Gand sobre la
comunidad analógica del concepto de ente propuesta ahora a modo de depositio,
que Escoto vuelve a impugnar como opponens, al igual que en Lectura I, d.3.18
De ser así, estaría reportando la tesis de Enrique como una respuesta contraria
(si respondeatur) al primero de sus argumentos
a favor de la univocidad, basado en la unidad del concepto de ente.19
La única diferencia es que aquí considera la formación del concepto desde el
punto de vista de su unidad. El concepto postulado por Enrique no sería simplemente
simple, sino solo relativamente simple (secundum
quid), porque su unidad resulta de la agregación de dos conceptos, que el
entendimiento capta como si fueran uno solo. Ya en QSIP y QSPA Escoto había demostrado
ampliamente la inconsistencia lógica de la analogía propuesta por los modistas
en general y por Andres de Cornwall y Simón de Faversham en particular; y en Lectura
I había retomado todo lo dicho para impugnar los modelos analógicos de Tomás de
Aquino y de Enrique.
CP
24,26: Item, homo, secundum Aristotelem, est felix in speculatione divinarum causarum. Haec speculatio non est alicuius obiecti communis sibi et aliis; ergo
specialis, sed secundum illam refertur ad Deum secundum rationems pecialem, ergo aliquid speciale de Deo poterit cognosci
et non commune».
Además,
según Aristóteles, el hombre es feliz en la especulación de las causas más
elevadas. Dicha especulación no es la de algún objeto común a esta y a las
otras, por lo tanto [es] especial. Ahora bien, según esta, se refiere a
Dios según una razón especial, luego podrá ser conocido algo especial de Dios,
y no solamente algo común (Balič, 1929: 216; Martínez Ruiz, 2020).
A propósito de
este parágrafo, cabe observar:
1) Siguiendo la
versión de la Ética de Guillermo de Moerbeke
parcialmente reportada, Escoto utiliza en todo este párrafo el término speculatio.20
Esa es la razón por la que he traducido “especulación / especular” y no
“contemplación / contemplar”, como prefiere Olivier Boulnois,
traductor de la CP 24 al francés.
2) El
carácter sintético propio de la Collatio, una vez más, torna bastante
difícil el texto de Escoto. La mayor dificultad aparece en la segunda oración, cuyo objeto directo
implícito en las preposiciones sibi y aliis no resulta fácil de elucidar. Según Boulnois serían las causas de las que se habla en la
oración anterior. Por eso traduce:
Cette
contemplation n’est pas celle de quelque objet commun à [ces causes] et à
d’autres choses: donc elle est spéciale. Mais on se rapport à Dieu selon
celle-ci, c’est-à-dire selon une raison spéciale (Boulnois,
1988: 305).
A mi modo de
ver, la solución de Boulnois solo es viable
sometiendo el texto a excesivos retoques. La preposición sibi
refiere directa y simplemente a Haec speculatio, por lo que la comunidad en cuestión es
entre esta especulación (sc. la de las causas
primeras) et aliis [speculationibus]
y no entre “estas causas primeras” y “otras cosas”.
3) Finalmente,
no veo plausible la traducción de la cláusula: sed secundum
illam refertur ad Deum secundum rationem
specialem como “Mais, on se rapporte à Dieu selon celle-ci,
c’est-à-dire selon une raison spéciale”, ni siquiera considerando que B, a diferencia de
H, omite scilicet (“c’est-à-dire”), como quiere Boulnois.
Yo considero, por el contrario, que scilicet
no es una omisión de H, sino una adición de B.
Consideraciones
finales
Atendiendo
a las características del texto de Escoto que he intentado mostrar en estas
páginas, en los tres volúmenes dedicados a la Destrucción de la metafísica he
optado por no “mejorar” estilísticamente el texto ni volverlo más claro cuando
se torna oscuro, e intentar reflejar lo mejor posible el talante original de la
redacción de Escoto. En la misma línea, evité “actualizarlo” o “normalizarlo”,
adecuándolo al uso de la filosofía contemporánea. Las preguntas regulativas del
tipo ¿cómo se diría esto en español? o ¿cómo diríamos esto hoy? no
funcionan en las traducciones del latín como lo hacen en las traducciones de
las lenguas modernas al español. Y esto no solo debido al desafío impuesto por
el salto de una lengua analítica a una sintética, sino porque el latín de
referencia, propio del uso universitario y filosófico, ha sido sometido por
Escoto a un fuerte trabajo de adecuación a sus propias prescripciones teóricas.
En
todos estos casos, he optado por reservar el espacio de las notas a pie de
página para zanjar las dificultades mediante todos los recursos a mi alcance.
Según el uso de la crítica textual, he utilizado corchetes para evitar
ambigüedades cuando los términos implícitos u omitidos son demasiado
importantes, o bien cuando los pronombres latinos den lugar a confusión en
español. Con relación al texto latino, como he mostrado, en varias ocasiones he
escogido una lección diferente a la de la edición crítica, ya sea sobre la base
de argumentos propios, ya sea sobre la base de los argumentos de otros
estudiosos, que siempre consigné en nota al pie.
El
mismo trabajo crítico, por último, ha sido aplicado al aparato de fuentes. En
efecto, he tomado casi todas las señaladas por los editores, y he abandonado o
modificado algunas por no estar de acuerdo; he identificado casi todas las que
no pudo identificar la edición crítica; por último, he añadido muchas en
beneficio de una mayor comprensión y/o contextualización del texto de Escoto.
Entiendo que una traducción es crítica, en primer lugar, respecto de la
edición científica en la que se apoya, por cuanto aspira a estar en grado de
sufragar, mejorar o discutir tanto la restitución del texto como el aparato de
fuentes; en segundo lugar, respecto de otras traducciones existentes, cuando
las hay.
Un
último aspecto a tener en cuenta en una traducción crítica de obras filosóficas
bajomedievales es que las obras de Aristóteles deben citarse no solo según la
edición de Bekker, sino también según el texto latino de AL, pero deben siempre
traducirse de este último. De la misma manera, las obras de Avicena y de
Averroes han de citarse y traducirse según la traducción latina de AviL y AverL
respectivamente.
Antonie
Vos (2006: 99) afirmó con razón que la obra entera de Juan Duns
Escoto es complicada “casi más allá de lo imaginable”. Eso no se debe solamente
a los problemas que resumí en esta presentación y a otros por el estilo, sino,
ante todo, a un tipo de pensamiento que ni hace concesiones ni intenta
facilitar las cosas; que se disfruta como pocos cuando se lo alcanza desde
adentro; y, por cierto, del que hay mucho para aprender.
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1 Agradezco sinceramente las correcciones y observaciones de quienes
evaluaron este trabajo, que me permitieron mejorarlo y enriquecerlo y que he
procurado incorporar en cuanto me fue posible.
2 Martínez Ruiz (2019) y (2020).
3 Hallamos un testimonio del famoso apodo en la Carta de
presentación dirigida por el Ministro General de la Orden, Gonzalo de Balboa,
al Guardián del Convento de Santa Magdalena en París Wadding
(1931: 220): “…dilectum in Christo Patrem Joannem Scotum, de cujus vita laudabili, scientia excellenti, ingenioque subtilissimo, aliisque insignibus conditionibus suis, partim experientia
longa, partim fama, quae ubique divulgata est, informatus sum ad plenum, dilectioni vestrae assigno…”.
4 Hasta el mismo Wolter (1987: xxviii) se había referido a los Parva logicalia en estos términos: “Less important
for the history of Scotism are the logical writings
found in the Wadding and Vivès editions”.
5 Con la destrucción del
convento franciscano de Oxford sucesiva a la supresión de las órdenes
religiosas en tiempos de Enrique VIII, los autógrafos de Escoto se perdieron
para siempre.
6 A diferencia del resto, como consta en la Bibliografía, las Reportationes
IC, ID y IE no han sido editadas ni total ni parcialmente.
7 Sobre la
naturaleza de las Additiones en general y de Additiones I en particular, así como sobre la tarea de Guillermo de Alnwick,
véase Dumont (2018: 423-429).
8 La tesis de Pini sobre la redacción de QSMA no ha sido objetada por
ningún estudio hasta el momento.
9 Se refiere a Escoto, Lectura I,d.3, p.1,
qq.1-2,97-104 y Ord. I, d.3, p.1, q.3,131-151.
10 Desde luego, he
mantenido y respetado la numeración de los parágrafos propuesta en la edición
crítica.
11 Dicho sea de paso, el adverbio praecise, raro en latín y poco frecuente en el uso de los filósofos
de su época, recurre en toda su obra y significa
siempre «en sentido estricto» y con mayor fuerza que proprie.
12 La única excepción, probablemente, sea el Tractatus
de primo principio, que, por
lo demás, es el único Tractatus que compuso.
13 Baste citar la declaración de principio
en el Proemio al De ente
et essentia.
14 Cuando el texto latino corresponda a una obra traducida
en DM1,2, o 3, presento el texto latino seguido
de mi traducción. De lo contrario,
como en este
caso, solo el texto latino.
15 El uso de las Auctoritates Aristotelis por parte de Escoto es ostensible en casi todas sus obras, en casos semejantes a este y en otros aún más evidentes.
16 Actualmente un grupo de estudiosos de la Università di Macerata está preparando
la edición crítica de las CP.
17 ille unus de quo est certus. Entiéndase:
“esa unidad de la que se tiene certeza”.
18 Cf. Enrique de Gand (1520), a.21, q.2, ad 3 y a.24, q.6 resp., ff. 125S y f.142V
respectivamente. Tanto de la estructura de la CP 24 como del juego académico de
las Obligationes, que preveía la discusión
entre un opponens y un deponens
a una afirmación de referencia, me he ocupado ampliamente en el estudio
introductorio a DM2.
19 J. Duns Escoto, Lectura I, d.3, q.1,21-28.
20 Aristóteles, Ética
Nicomaquea X,7, 1177a
11-19 (AL XXVI 1/3, 576-577): “Si autem felicitas est secundum virtutem
operacio, racionabile secundum optimam; hec autem utique
erit optimi; sive igitur intellectus
hoc sive aliud quid quod utique secundum
naturam videtur principari et dominari et intelligenciam habere de bonis et divinis, sive divinum ens et ipsum, sive eorum
que in nobis divinissimum, huius operacio secundum propriam virtutem erit utique
perfecta felicitas. Quoniam autem est
speculativa, dictum est”.